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Cambados festeja el Día del Patrimonio con la exposición de un canal del siglo XVI

Se trata de unas piezas de piedra que transportaban el agua desde las minas de la finca de A Capitana hasta el convento franciscano | Un panel da las claves del conjunto

Gumersindo Mosteiro (izquierda) observa las piezas junto al especialista en Patrimonio Javier Montero y el edil Fernando Patricio. Noé Parga

El Ayuntamiento de Cambados festejó ayer el Día Internacional del Patrimonio con una exposición de piezas del antiguo canal de agua que daba servicio al convento franciscano que existió junto a la actual iglesia parroquial y donde hoy está la finca de la biblioteca municipal.

Se trata de cinco piezas de piedra, y quedarán colocadas de forma permanente en el atrio de la iglesia, por donde se supone que estuvo en el pasado la canalización. El conjunto es explicado por un panel, en el que se incluyen datos históricos del convento y de la canalización de agua, así como un plano de Cambados de los años 50 del siglo pasado, en el que se aprecian los vestigios del acueducto.

El concejal de Patrimonio, Xurxo Charlín, indica que el Ayuntamiento va a organizar una serie de actividades para celebrar el 20 aniversario de la declaración del conjunto histórico de Cambados como Ben de Intereses Cultural (BIC). Esta efemérides se cumple en 2021, y la exposición de la antigua canalización de agua ha sido la primera actividad del ciclo.

“El patrimonio es muy importante para nosotros -explica Xurxo Charlín-, no solo por el valor de los bienes, sino también porque en un pueblo como el nuestro el patrimonio genera recursos económicos mediante el turismo”.

Charlín ha seleccionado como logo de las acciones del 20 aniversario del BIC el sello que se empleaba en el registro del Ayuntamiento de Cambados hacia 1850, coincidiendo con el nacimiento de los ayuntamientos constitucionales.

Del siglo XVI

Las piezas las descubrió en 2015 el historiador local Gumersindo Mosteiro. Formaban parte del cierre de una finca del barrio de O Beleco, y fue necesario restaurarlas parcialmente, pues tenían adheridos restos de cemento.

Mosteiro lo puso en conocimiento del Ayuntamiento, y el invierno pasado Xurxo Charlín gestionó la recuperación de las piezas, al entender que poseían un valor histórico y patrimonial que era necesario defender, tal y como había sugerido Mosteiro al anterior gobierno municipal.

El propio historiador explica que la canalización llevaba agua al convento franciscano desde la finca del actual pazo de A Capitana, donde hay dos minas. Mosteiro señala que en un principio el canal discurría por dos tramos diferentes, hasta que se fusionaban en uno solo y entraban en la parcela del convento franciscano. Allí, el agua era utilizada tanto para el consumo humano como para el riego.

El municipio celebra en 2021 los 20 años del BIC del conjunto histórico

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Los franciscanos fundaron su monasterio a finales del siglo XVI, por lo que se supone que los restos del paso de agua que han llegado hasta la actualidad son de esa época o ligeramente posteriores, de principios del XVII.

Un historiador local, Xaquín Sánchez Peña, escribió sobre el canal que, “un bien fabricado acueducto conduce el agua desde la huerta llamada del capitán Pérez, donde está la mina”. Armando Cotarelo Valledor, por su parte, reseñó en su “El convento de Cambados” de 1929 que, “es una hermosa acequia de piedra para el agua traída de bastante lejos”. Finalmente, el poeta Ramón Cabanillas escribió en “Vento mareiro”: “Pol-as ventanas, da horta/ deitada ó sol, sonolenta,/ rubía o cantar da ágoa/ nos fondos dos pilóns de pedra”.

También eran muy elogiados por los cambadeses los cultivos del huerto cuidado por los monjes, en los que convivían desde robles, que plantaban para tener leña, hasta incontables naranjos y limoneros.

El convento quedó abandonado en 1835, tras la Desamortización, y la propiedad pasó a ser cuartel de las milicias urbanas, cárcel, escuela pública y colegio electoral.

En 1845 compró la finca el comerciante Lorenzo María Fraga, cuya familia daría una nueva fisonomía a la parcela, que hoy alberga la biblioteca Luís Rei con sus jardines.

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