Los puertos mejilloneros de Galicia vivieron un fin de semana de lo más ajetreado, sobre todo en las zonas menos afectadas por la incidencia de las biotoxinas marinas y en aquellas que aún conservan molusco de talla comercial, que a estas alturas del año es un bien que empieza a escasear.
Con la mirada puesta en la “campaña de Navidad”, ante el temor a que la pandemia, la escasez de producto o bien las biotoxinas marinas puedan estropearla, los bateeiros aprovechan ahora todo lo que pueden para intentar colocar su producto en el mercado y satisfacer los numerosos pedidos que les llegan de toda España y del extranjero.
No es fácil puesto que hay más demanda que oferta, de ahí que las descargas fueran tan intensas durante el fin de semana, tanto para el mercado de fresco (depuradoras de moluscos y consumidor) como para el de industria (conserveras y cocederos).
Especialmente notorio fue el envío de molusco a los clientes depuradores de Italia, con descargas en los diferentes puertos que, mayormente, se introdujeron en los camiones frigoríficos el sábado. Ayer era el turno, sobre todo, para los pedidos de Francia.
Como también es de destacar la labor de control y certificación efectuada en los muelles por el Consello Regulador de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Mexillón de Galicia, que precisamente estrenaba presidencia este fin de semana, ahora ocupada por la empresaria Lina Solla Sanmartín.
Los controles efectuados por este órgano para determinar y garantizar el rendimiento y la calidad del producto que lleva su etiqueta se hicieron notar, muy especialmente, en puertos como el de Vilanova de Arousa.
En "barcadas"
Ayer, sin ir más lejos, se descargaba allí una “barcada” –como se define la llegada de mejillón a granel en la cubierta de los barcos, que es como se envía a la industria– de unos 16.000 o 17.000 kilogramos.
Pues bien, ese “oro negro” descargado por bateeiros de Rianxo en Vilanova se destinaba a Conservas Friscos, de Catoira. Y estaba siendo sometido a la supervisión del citado Consello Regulador, puesto que se trataba de producto destinado a elaborar conserva distinguida con la marca Mexillón de Galicia.
En sacos
Mientras esto ocurría, a escasos cincuenta metros se descargaban, en este caso desde varios barcos, alrededor de 20.000 kilos de mejillón cuidadosamente introducido en sacos de malla plástica, que es como se transporta el producto de la campaña de fresco.
Este en concreto era molusco vendido a depuradoras francesas, para lo cual fue introducido en los camiones frigoríficos de la empresa vilanovesa Mar Kiel, una de las más importantes para el sector en lo que a distribución internacional se refiere.
Molusco de “reparqueo”
Al menos una parte de esa mercancía era mejillón “reparcado”, es decir, el que se saca de las cuerdas y se introduce en los sacos de rejilla plástica que, una vez llenos, son atados a las cuerdas de las bateas y sumergidos en el agua.
Quedan así, colgados del emparrillado de los viveros, entre cuatro y siete días, antes de sacar ese mejillón definitivamente del agua para enviarlo a los clientes depuradores.
Los que más apuestan por el sistema de reparqueo son los franceses e italianos, que incluso pagan un dinero extra a los bateeiros para que lo apliquen, ya que así el mejillón aguanta más en el mercado.
El episodio tóxico permite extraer molusco en 22 polígonos y mantiene otros 29 cerrados
El episodio tóxico persiste y limita de manera notable las descargas de mejillón, sobre todo en la ría de Pontevedra, donde sus ocho polígonos están cerrados, y en la de Vigo, con nueve inoperativos y solo tres disponibles, en Redondela.
Mejor están las cosas en Arousa, pues si bien en sus aguas hay una decena de polígonos también clausurados temporalmente a causa de las toxinas del género lipofílico –especialmente en aguas de Ribeira y O Grove–, no es menos cierto que, a día de ayer, aún quedaban 14 disponibles, sobre todo los de A Pobra y Vilagarcía. De ahí que las descargas pudieran seguir siendo intensas durante el fin de semana.
Tampoco está mal la situación en Ares–Betanzos, con sus dos polígonos –localizados en Sada– autorizados para la extracción; al igual que lo están tres de los cuatro repartidos por Muros–Noia.
Si se tiene en cuenta que el de Baiona fue cerrado por el Instituto Tecnológico para el Control del Medio Marino de Galicia (Intecmar) el pasado día 5, puede concluirse que actualmente hay 29 polígonos en los que se prohíbe sacar mejillón y que el sector dispone de otros 22 en los que sí está permitido hacerlo.
