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La hostelería de Vilagarcía confía al servicio a domicilio su salvavidas para resistir al cerrojazo

Varios establecimientos continuarán abiertos con comida para llevar | También hay cafeterías que se suman al “take away” | “La gente va en trenes y autobuses sin distancia y parece que no pasa nada”, se queja el sector

Por la mañana hubo buen ambiente en las terrazas de Vilagarcía mientras la lluvia lo permitió. | // IÑAKI ABELLA

La hostelería de Vilagarcía confía al servicio a domicilio su salvavidas para resistir al cerrojazo

La hostelería de Vilagarcía confía al servicio a domicilio su salvavidas para resistir al cerrojazo

La hostelería de Vilagarcía confía al servicio a domicilio su salvavidas para resistir al cerrojazo

Maruja, Josefa y Elisa son unas amigas jubiladas que quedan cada martes y sábado para tomar el café en Vilagarcía. “Aunque llueva”, recalca una de ellas. No perdonan ese momento distendido que les sirve para relajarse, ponerse al día unas con las otras y, en definitiva, para socializar un poco, sobre todo en estos tiempos tan complicados que corren para las relaciones sociales. Como el cierre de la hostelería que entró anoche en vigor para sesenta concellos gallegos no iba a permitirles disfrutar de su última quedada en un mes, decidieron adelantarla: “Esperemos que la medida sirva de algo”, coinciden.

Las tres llevan bien puestas sus mascarillas, y el marido de una de ellas conversa desde la otra mesa porque “va a venir más gente y no podemos estar todos juntos”. José María Blanco vive en Godos (Caldas), por lo que además de no poder bajar a Vilagarcía a tomar el café, tampoco podrá desplazarse a la ciudad a hacer las compras ni a pasear con motivo del cierre perimetral. “Si las restricciones funcionan, bienvenidas sean”, comenta.

Purita, clienta habitual de otra cafetería del centro vilagarciano, es más crítica y está en completo desacuerdo con el cerrojazo a la hostelería. “Hay gente en las terrazas que aprovecha para tener la mascarilla bajada todo el rato aunque no sean convivientes. Por culpa de esas personas vamos a tener restaurantes y bares cerrados, y va a afectar a la economía de la ciudad. Lo que hay que hacer es vigilar. Ya verías como si se multase cambiaría la situación”, manifiesta la ciudadana.

Ella, al igual que otros muchos clientes, se despidieron ayer de sus camareros de confianza, esos que ya saben que a uno le gusta el café cortado con leche templada y a otro un solo largo con azúcar moreno.

Pero no todos bajarán la verja. Es el caso del Minicentral, que probará durante una semana a abrir por las mañanas para hacer cafés para llevar, sin renunciar a los tradicionales churros que tanto gustan a sus clientes. “En el confinamiento el sistema no funcionó, pero ahora es distinto, porque la gente sigue saliendo a trabajar, no está confinada en casa”, apunta Pedro Suárez, el propietario.

Cree que otras cafeterías de la zona harán lo mismo para poder ir capeando el duro mes de noviembre que acaba de comenzar. Considera injusto que solo cierre la hostelería, cuando “los trenes y autobuses van llenos y parece que no pasa nada. ¿Y las grandes áreas comerciales?”, se pregunta el hostelero.

Las horas fuertes para su negocio son por la mañana, sobre todo después de las últimas tres semanas en las que aprecia el centro de la ciudad muerto. “Por la tarde bajó muchísimo la actividad, cayó en picado”, advierte Suárez.

Ana y Esther Díaz regentan la cafetería Castelao y coinciden en el fuerte descenso de trabajo. De hecho no tienen claro si aguantarán este mes para poder luego reabrir. “No va a ser un mes solo”, augura una de las hosteleras. “Antes a estas horas el local estaba lleno. Hoy aún menos mal porque es el último día”, indican. Actualmente tienen una plantilla de tres empleados a jornada reducida, cuando “antes éramos cinco”.

El presidente de la Asociación de Hostelería de Vilagarcía (Ahituvi) es más optimista y asegura no tener constancia de una cascada de cierres definitivos en el sector. Su negocio, como otros muchos de la ciudad, continuará abierto apostando por la comida a domicilio. “En la plataforma de reparto ya hay 14 locales de aquí apuntados, por lo que va a haber una buena oferta. Yo creo que puede funcionar bien porque a diferencia del confinamiento, ahora la gente está trabajando”, declara Ricardo Santamaría. Con respecto a las ayudas directas de la Xunta, las ve bien pero avisa de que hay que leer la letra pequeña.

Una nueva tapería que no pudo abrir y una cafetería con un adiós definitivo

Pese a la línea de ayudas directas anunciada por la Xunta y la posibilidad de recurrir al cese de actividad durante este mes de obligado cierre para el sector hostelero (salvo el de servicio a domicilio), la incertidumbre reina en la inmensa mayoría de los negocios, con dudas sobre la duración del cerrojazo (algunos temen que se pueda prolongar más de un mes) y si la economía de los locales podrá soportarla. Una cafetería de la céntrica calle A Baldosa, en Vilagarcía, ya ha decidido que no volverá a abrir una vez pase este periodo tan anómalo. Por el otro lado también se da la situación de autónomos y sociedades que no han podido inaugurar sus establecimientos debido al cierre de la hostelería ordenado por la administración autonómica en 60 ayuntamientos gallegos con motivo de la pandemia de coronavirus. Es el caso de una cerveza-tapería que tenía previsto abrir en O Castro, en la zona antigua de la capital arousana, según consta en el Boletín Oficial del Registro Mercantil. La empresa se constituyó con anterioridad a la restricción del sector y por tanto no le ha dado tiempo a iniciar su actividad. El presidente de Ahituvi, Ricardo Santamaría, señala que hay más casos en esta coyuntura, negocios que han tenido que aplazar sus aperturas, pero por el momento descarta una oleada de cierres.

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