El cambadés Marcos Fernández acaba de abandonar la huelga de hambre que inició ayer después de que el Sergas le anulase una operación de riñón que tenía programada precisamente para esta mañana. El arousano desistió de su protesta después de que la Gerencia del área sanitaria de Pontevedra y O Salnés le prometiese que lo operarán de aquí a final de año.

Marcos Fernández es un autónomo del sector del marketing, de 43 años, y durante el confinamiento de primavera empezó a sufrir dolorosos cólicos. Los médicos le explicaron que el problema se debía a la presencia en uno de sus riñones de unas piedras de grandes dimensiones, y ya le advirtieron de que probablemente la única manera de superar el problema sería pasar por el quirófano.

Finalmente, en agosto le vieron los especialistas de Pontevedra y decidieron programar la intervención quirúrgica. Le citaron para la mañana de este miércoles, pero ayer le comunicaron que la operación quedaba suspendida debido al rápido empeoramiento de la crisis del coronavirus.

“Me explicaron que se encuentran saturados por esta segunda ola del coronavirus, que no se esperaban que fuese tan virulenta”

Harto de sufrir dolor, y al ver que el Sergas no le daba ninguna alternativa ni un horizonte temporal para la cirugía, Marcos Fernández decidió poner una reclamación por escrito, se apostó a las puertas del hospital pontevedrés de Montecelo y anunció que iniciaba una huelga de hambre.

Sobre las 21.00 horas de ayer martes, el arousano recibió una llamada telefónica de la Gerencia del Sergas. “Me explicaron que se encuentran saturados por esta segunda ola del coronavirus, que no se esperaban que fuese tan virulenta”, relató Fernández.

El paciente explicó el calvario por el que está pasando, pues los cólicos son muy dolorosos y le obligan a abusar de la medicación. “Les dije que no se puede cerrar toda la sanidad pública por una sola enfermedad”, en alusión al Covid-19.

De modo que, finalmente, llegaron a un acuerdo. Según el cambadés, la Gerencia se ha comprometido a buscarle una solución en un plazo temporal de un par de meses, de modo que si no le pueden operar en Montecelo, como estaba previsto, lo harán en la sanidad privada o en el Hospital do Salnés.

Marcos Fernández quedó satisfecho con el compromiso, de ahí que a primera hora de esta mañana haya anunciado que desiste de su protesta, y que dará un margen de confianza al Sergas.

Identificado por la Policía

El martes, el cambadés conoció la cara amable del apoyo y la amarga de los reproches. Tiene palabras de agradecimiento para el personal de Montecelo, “que me estuvieron apoyando y dando ánimos”, pero se muestra muy disgustado con la dirección del hospital.

Según él, “me pusieron encima un guardia de seguridad privada durante todo el día”. “No hay dinero para camas de hospital, pero parece que para seguridad privada sí”, ironizó. Pero eso no fue todo. “A las nueve de la noche me mandaron dos patrullas de la Policía Nacional para que desalojase la zona, porque decían que estaba haciendo una manifestación que no estaba autorizada”.

“Me pidieron el carné y me identificaron mientras estaba al teléfono con la Gerencia”, se queja Fernández. “Me sentí muy violentado, porque estamos en un estado de alarma, no en un estado de sitio. Los derechos de protesta y de libertad de expresión siguen vigentes”.

El paciente también se ha mostrado agradecido con la alcaldesa de Cambados, Fátima Abal, y con el primer teniente de alcalde, y concejal de Sanidade, Constantino Cordal. “Me llamaron los dos, e hicieron gestiones con la Gerencia para que mi caso se desbloquease. Les agradezco la mediación, porque si no llegan a estar ahí a lo mejor el Sergas no reaccionaba tan pronto”.