Los fieles a San Simón no se han querido perder la tradicional fiesta que se celebra en la parroquia vilanovesa de Baión, a pesar de que este año la popular romería del último fin de semana de octubre tuvo que limitarse a una jornada y solo con la programación de misas. Pero las carpas para la degustación del pulpo “á feira” no han faltado, aunque en esta ocasión fueron más reducidas que en otros años.
Ni caravanas de coches en la carretera que une Vilagarcía con Pontevedra, a la altura de la parroquia vilanovesa de Baión, ni puestos de venta ambulante en los arcenes y en el entorno de la capilla de San Simón. Sin embargo, los vecinos de la comarca no olvidaron la efemérides principal del otoño en la comarca que deja sabores exquisitos de temporada.
Este año los cambios fueron muy drásticos en la organización de la fiesta. En primer lugar, solo se programaron dos misas en honor a San Simón y, para facilitar el acceso de los fieles a este acto religioso, se decidió el cambio de emplazamiento. La capilla de San Simón no pudo acoger las misas, por lo que se trasladaron a la iglesia parroquial de Baión donde sí se podía garantizar la distancia social que exigen las normas sanitarias para evitar la propagación del coronavirus.
En las carpas de degustación del pulpo acompañado del vino nuevo de la temporada, había espacio suficiente para los comensales, siempre y cuando no hubiese más de 5 en una mesa.
No faltaron en esta fiesta los puestos de las tradicionales rosquillas y de los frutos de temporada como las nueces y las castañas.