Tiempos muy difíciles corren para el deporte, y sobre todo, para aquellas personas que ejercen como trabajadores autónomos del mismo. La reticencia de muchas familias a que sus hijos practiquen ejercicio físico choca de raíz con la seguridad que dan los protocolos elaborados para el deporte, y de paso, con los intereses de empresarios y entrenadores que ven en el miedo su principal contrincante.

Mario Hermo, profesor de kenpo, reconoce lo difícil que está la situación a día de hoy, “para que el deporte sea seguro se han tenido que tomar unas medidas que nos obligan a reducir los grupos a solo 10 alumnos. Eso nos obliga a trabajar a un 25% de lo que lo veníamos haciendo con el consiguiente perjuicio. Además –subraya– cuando las obligaciones como autónomo siguen siendo las mismas. Estamos indefensos”.

El hecho de que muchas personas vean en el deporte un posible foco de contagio es una cuestión que también se ha hecho notar en un descenso muy importante en la asistencia a los gimnasios. En esta línea, y refiriéndose a su propia actividad, Mario Hermo recuerda que “nosotros cumplimos todas y cada una de las medidas. Desde toma de temperatura, distancia sin contacto, higiene y desinfección, mascarilla.... Cumplimos con exactamente todo y no hay ninguna posibilidad de contagio. Lo peor es que contamos con una sala de 100 metros cuadrados y solo podemos tener a nueve niños, mientras que en otros lugares se hace la vista gorda para no poner en peligro otros sectores. Creemos que hay una clara injusticia”.

Otra de las contradicciones que el sector de los entrenadores ve actualmente instaurada en la sociedad es la relativa a la necesidad del deporte. En este sentido, Mario Hermo subraya que “yo mismo estoy comprobando que muchos niños han cambiado drásticamente de peso después de tantos meses de inactividad. Acostumbrados a una rutina de ejercicio, todo lo sano que aporta el deporte se ha dejado en segundo plano y se están viendo las consecuencias. Entiendo que estamos en situación de máximas precauciones, pero el deporte es un lugar seguro y se le está tratando como un problema cuando es una solución”.

Otra de las consecuencias del parón deportivo es el relacionado con la suspensión de los cursos sobre problemáticas relacionadas con la defensa personal. “Impartía talleres de bullying y todo ese trabajo se ha parado también”.

La concienciación sobre el mal momento que atraviesa el tejido de empleos y medio de vida que se sustenta en el deporte es una batalla en la que un amplio colectivo quiere poner el grito en el cielo. La necesidad del ejercicio físico, siempre de forma segura, se considera como una elemento más para batallar contra los efectos del covid. “Entrenar de forma segura ofrece más beneficios que riesgos. Somos una solución y nunca un problema y el apoyo a la práctica deportiva segura debería ser mayor”, concluye Hermo.