Un gigante sin apoyos

La aparición del Covid-19 se ha llevado por delante una gran cantidad de eventos deportivos, y los que todavía se celebran, han tenido que modificar de manera sustancial sus hábitos y ajustarlos a estrictos protocolos. Uno de los pocos que ha conseguido mantener activos los eventos multitudinarios ha sido el piragüismo, algo que demostró el pasado fin de semana con la celebración de la Baixada do Umia, donde participaron cerca de medio millar de palistas. El presidente de la Federación de Piragüismo, el grovense Alfredo Bea, se aferra al informe elaborado por la italiana Universidad de Turín en el que se analizaba el índice de contagio en cada deporte, situando esta modalidad entre aquellos con riesgo cero. "El piragüismo es un deporte que, solo con los materiales que usamos, permite mantener una distancia de varios metros con respecto al resto de competidores, a ello se suma que es una modalidad que se practica al aire libre y que las instalaciones están ventiladas y solo se utilizan para sacar o guarecer las embarcaciones; además, se practica en el medio acuático, algo en lo que incide el estudio", explica el presidente de la Federación. El único riesgo que puede tener "se encuentra en los gimnasios, pero para ello hemos diseñado un protocolo bastante amplio para evitar contagios".

En los tres meses de actividad que han podido tener tras el regreso a la competición "hemos celebrado una treintena de eventos, alguno con más de medio millar de participantes, en los que estuvieron más de 60 clubes siendo los más numerosos en situación de pandemia a lo que se suman los entrenamientos; en ninguno de ellos se detectó ningún brote de coronavirus a diferencia de otros deportes en los que sí los hubo".

La posibilidad de practicar un deporte en plena pandemia puede haber influido en que el número de licencias de la Federación Galega haya alcanzado registros históricos, pero Bea no duda en apuntar un problema histórico con el que se encuentran los clubes desde hace mucho tiempo sin que las administraciones pongan soluciones, la inversión en la mejora de instalaciones, algo que "está lastrando a los clubes". De hecho, desde hace años, la Federación viene denunciando la falta de instalaciones dignas para estas entidades y las dificultades con las que se encuentran para crear o impulsar un club. "Mientras en otros deportes, vale con acudir al concello de turno a pedir hora para utilizar las instalaciones, en el piragüismo tenemos que contar con un mínimo de 30.000 euros para empezar con todo de segunda mano y un galpón en el que Costas, Augas de Galicia o la propia administración local no pongan todo tipo de trabas burocráticas", señala. Ejemplos de las limitaciones a las que se ven sometidos los clubes sobran, con muchos de ellos "utilizando contenedores para guardar las piraguas o sin espacio en zonas portuarias porque no se valora a uno de las modalidades que más medallas olímpicas e internacionales ha logrado para el deporte gallego". Es más, de los 520 deportistas de alto nivel que existen en Galicia, el 20% de ellos son piragüistas, con una cantidad muy por encima de cualquier otro deporte. "Llevamos demasiados años soportando esta situación y el coronavirus ha venido a agravarla", indica.

A pesar de que el piragüismo ha sido uno de los pocos deportes que ha conseguido mantener parte de sus eventos en plena pandemia, la próxima temporada se presenta como una incógnita para Bea, que no duda en señalar que "si las administraciones, sobre todo las locales, vuelven a hacer lo de este año y recortan en las ayudas, corremos el riesgo de quedarnos sin clubes y sin eventos, por eso espero que se recapacite y si se dan subvenciones a otros sectores, el deporte mantenga las que tenía, porque son fundamentales para nuestra supervivencia".

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