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Las oficinas de la nueva normalidad

Algunos centros de trabajo combaten el coronavirus con pantallas de cristal, cámaras de reconocimiento facial, medidores de la calidad del aire y el acopio de test serológicos

Una trabajadora de Staroil se coloca ante la cámara de reconocimiento facial. // Iñaki Abella

Las oficinas han tenido que adaptarse a la nueva normalidad y se han transformado profundamente para reducir los riesgos de contagio por coronavirus, como cualquier otro negocio o establecimiento público. En los espacios de trabajo administrativo prima ahora la distancia entre los trabajadores, y han proliferado las pantallas de cristal o plástico y los botes de hidrogel.

Un ejemplo de oficina de la nueva normalidad es la de la cadena de estaciones de servicio Staroil, cuya sede central está en el polígono industrial de A Pedreira, en Meaño. Estos días, pusieron en funcionamiento un equipo de reconocimiento facial, y acaban de adquirir un aparato que mide la calidad del aire y la presencia de dióxido de carbono en una habitación determinada.

Las evidencias científicas más recientes apuntan a que uno de los principales factores de contagio son los aerosoles, unas microscópicas partículas que quedan flotando en el aire y que son especialmente peligrosas en las estancias cerradas. Por ello, las oficinas son lugares en los que hay que mimar mucho la seguridad.

El director de operaciones de Staroil, Pablo Val Rodríguez, explica que se han esforzado mucho por adaptar su centro de trabajo de Meaño a los nuevos tiempos. Una de las primeras medidas adoptadas fue la reorganización de la oficina, en la que trabajan once personas, para crear lo que en la terminología postcovid se conoce como grupos burbuja. "Hemos reubicado al personal en diferentes dependencias, para que en el caso de que uno de los trabajadores se contagie, no tengamos que poner a todos en cuarentena". También proliferan las pantallas de metacrilato, para separar los diferentes puestos de trabajo que comparten estancia.

La empresa ha adquirido asimismo el aparato de reconocimiento facial. Se trata de un equipo importado de Estados Unidos y totalmente configurable, que permitiría, por ejemplo, bloquear la puerta en caso de que se aproximase alguien sin mascarilla o con fiebre. En Staroil lo han preparado para que impida el acceso de un trabajador o visitante que tenga una temperatura de 37 grados o más.

También cuentan con un aparato medidor de la calidad del aire, ya que la ventilación es fundamental en los espacios cerrados. "Trabajamos con las ventanas entornadas", explica Pablo Val. El aire acondicionado funciona con un sistema de renovación del aire.

Otra de las medidas que se han adoptado en Staroil y en muchos centros de trabajo similares es la prohibición de reunirse en las antiguas zonas de descanso. La firma meañesa cuenta con una habitación con cocina para el personal, pero ya no se permite su uso. "El descanso tiene que hacerse en el exterior", plantea el directivo.

Otra decisión importante ha sido la adquisición de una partida de pruebas serológicas, lo que les dará agilidad de actuación en caso de que se diagnostique un positivo. Finalmente, han preparado toda la tecnología e infraestructuras necesarias para que en caso de emergencia la empresa pueda seguir viva mediante el teletrabajo.

Mensaje a los trabajadores

Pablo Val Rodríguez afirma que de nada vale implementar muchas medidas de seguridad en el centro laboral, si después no existe un compromiso personal del trabajador en su vida diaria. "Lo que nosotros pedimos es que las normas que se aplican en la empresa, sean normas de vida".

"De poco sirve que tengas mucho cuidado en la empresa si cuando vas a una cafetería no guardas las distancias de seguridad con tus amigos y estás con la mascarilla bajada", añade el responsable de Staroil.

"Los trabajadores tienen que saber que si no cumplen las normas en su vida privada, no solo están arriesgando su salud, sino también la viabilidad de su puesto de trabajo y de la empresa, porque no vamos a ser capaces de sostener a los empleados en casa. El Estado no está ayudando a las empresas como debería. Ahora mismo, lo único que preocupa al Estado es recaudar, conseguir ingresos, sin preocuparse de la viabilidad económica de las empresas".

Por todo ello, Pablo Val apela a la responsabilidad individual, y recuerda que en una crisis sanitaria como esta, lo que uno haga puede tener consecuencias importantes sobre la vida de los demás.

Los concellos, también

En los ayuntamientos trabaja también un gran número de técnicos y administrativos. Son, por lo tanto, lugares sensibles. En la empresa de seguridad e ingeniería Sabico señalan que el Ayuntamiento de Cambados fue pionero en la instalación del sistema de reconocimiento facial (la cámara situada en la puerta principal, que también mide la temperatura), y actualmente lo están implantando en 18 residencias de mayores.

En Cambados también se han colocado dispensadores de hidrogel con sensor, para evitar pulsarlo con la mano, hay pantallas de cristal o plástico en todos los mostradores y entre las mesas de los funcionarios, hay un sistema de cita previa para ordenar el acceso de los ciudadanos al edificio consistorial, los aseos son de uso exclusivo del personal y se han diseñado los turnos de trabajo de modo que la mitad de la plantilla hace trabajo presencial, y la otra mitad teletrabaja.

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