Por la puesta en valor de todo lo que rodea a una práctica tan extendida como el cultivo y extracción del mejillón arrancó el proyecto liderado por Eduardo Martínez Romero. Un bateeiro de Vilanova cuya idea de convertir en atractivo turístico su faena diaria y la de muchos ha merecido el reconocimiento del GALP Ría de Pontevedra, incluyendo su proyecto entre un total de seis seleccionados para fomentar la pesca turismo y el turismo marinero desde el sector pesquero de las Rías Baixas, especialmente en el ámbito de influencia del Parque Nacional Marítimo-Terrestre de las Illas Atlánticas de Galicia.

Como todo tiene un origen, en este caso hay que situarse en la pasada edición del proyecto de cooperación Mar das Illas. Allí, se formaron cerca de 120 profesionales del mar como Guías Acreditados de Turismo Mariñeiro en el ámbito do PNMTIAG (Parque Nacional das Illas Atlánticas de Galicia) gracias a los cursos de "Iniciación ao Turismo Mariñeiro" y de "Pesca e Turismo Sostible". Para participar en la fase de tutoría fue requisito indispensable que, por lo menos, uno de los integrantes del proyecto estuviese en posesión del diploma acreditativo. Eduardo Martínez sí lo tenía y de ahí que su idea fuera de las seleccionadas.

Precisamente, ese mismo asesoramiento fue lo que animó a Eduardo Martínez a madurar la idea de una iniciativa de divulgación sobre el proceso de cultivo del mejillón y "ver si lo podía hacer realidad", también arropado por su tripulación. "Los cursos me ayudaron a explicarle a la gente las cosas un poquito mejor, sin dar por hecho cosas que para nosotros, los marineros, son esenciales. Uno cuenta con su intención, pero no está preparado para hacerlo bien", añade.

"Más que lo económico, lo que me interesa es dar a conocer el laboreo y el esfuerzo que representa el cultivo del mejillón, no es que vayamos todos los días a la batea y cojamos mejillones y los traigamos para tierra, hay mucho más detrás", explica Eduardo Martínez. Y es que, aun que en algunos casos estas nuevas propuestas representen un complemento económico, lo primordial es visibilizar las profesiones del mar y lo que representan para la sociedad desde el punto de vista alimentario, medioambiental y económico.

Su embarcación artesanal, el Mar-Pra, con la que realiza una pesca sostenible, puede transportar hasta cuatro visitantes que, durante unas tres horas, aprenderán sobre el cultivo de este molusco. "Mi intención es explicarles el proceso desde que se recoge en las rocas la cría, la mejilla, hasta la comercialización, los destinos que hay y el etiquetado", explica. Se trata de una aproximación al proceso del mejillón de la mano de las personas que lo trabajan, el cual promueve la puesta en valor de la profesión y del molusco, el primer producto del mar de la Unión Europea en lograr el sello de Denominación de Origen Protegida. Con Eduardo Martínez también descubrirán que en la batea no solo viven mejillones, sino que estos jardines colgantes submarinos atraen a muchos seres vivos como aves, algas o invertebrados marinos.