-¿Son las empresas agroalimentarias la tabla de salvación demográfica del rural gallego?

-La industria agroalimentaria fue la que mejor mantuvo el empleo en el rural en la crisis de 2007 a 2010. Ahora, esta crisis sanitaria nos ha hecho ver la vida en el rural como más segura, agradable e incluso moderna. A nuestros hijos les inculcamos que el éxito estaba en trabajar en la gran ciudad; en cambio, los alemanes, los británicos o los holandeses sueñan con vivir en el rural y tener un viñedo o una granja. La industria alimentaria es estratégica para las necesidades que tiene la sociedad gallega, y una de esas necesidades es la de fijar población en el rural.

-¿Hay relevo generacional en el campo?

-En Martín Códax estamos viendo que sí. Cada vez tenemos más productores jóvenes que plantan o compran viñedos. Tenemos gente que ya vive solo de la uva, y eso antes no ocurría. Hay multitud de jóvenes ilusionados que se sienten orgullosos de ser agricultores, que tienen éxito y que ganan dinero.

-¿Han superado los jóvenes emprendedores el tantas veces cuestionado individualismo del empresario gallego?

-Las nuevas generaciones de empresarios han viajado más que sus padres, son cosmopolitas y tienen una mentalidad más abierta a la colaboración. Estamos venciendo la barrera del individualismo.