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Los cosecheros logran vender sus excedentes pese a la pandemia

Durante el confinamiento, fueron muchos los cosecheros que temieron ser incapaces de vender sus excedentes de vino. Con la hostelería cerrada, incluidos los "furanchos", y la expectativa de que al reabrir no tuviesen mucha gente, ya fuese por el miedo al virus o por la crisis económica, todo parecía indicar que los viticultores de Tinto sería unas víctimas colaterales más del Covid-19.

Sin embargo, finalmente no ha sido así. El sector de la restauración trabajó con cierta fluidez durante el verano, lo que permitió reactivar las ventas de Barrantes. "Poco a poco, al final se fue vendiendo todo", afirma José Barros.

Andrés Otero, por su parte, cuenta que cuando empezó el confinamiento tenía su "furancho" abierto. Lo cerró con el estado de alarma, pero de todos modos logró vender vino en cartones a domicilio y redujo así sus excedentes.

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