El BDRI incide en que "los calderones son increíblemente sociales, viviendo en manadas matriarcales que, en ocasiones, interaccionan con otras especies de delfines". E incluso aporta pruebas de ello, difundiendo un vídeo grabado por su equipo el martes pasado en el que se aprecia un joven calderón interactuando con un grupo de delfines comunes.

Ese juvenil es, junto a cuatro crías más, uno de los miembros de la familia de calderones aludida, formada por catorce individuos y observada junto a doce grupos de delfines comunes, seis familias de marsopas y dos rorcuales aliblancos.

Fue el primer avistamiento de calderones de la fructífera campaña científica que lleva a cabo el centro de estudios marinos grovense. Aunque puede que no sea el último, ya que esta especie muestra una pauta claramente migratoria asociada a la disponibilidad de cefalópodos y peces.

Hay que tener en cuenta que consume alrededor de 34 kilos al día de calamares, caballa, arenque, bacalao y rodaballo, entre otros productos que encuentra en la despensa atlántica. Por tanto, aunque su presencia en la costa gallega es estacional, puede regresar en cualquier momento, dependiendo de los movimientos de sus presas.