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emma ríos | Guionista y dibujante de cómics, ganadora de un premio Eisner

"Hacer tebeo en España es muy complicado porque la gente apenas lee"

"Es como si estuviésemos viviendo en un libro de Stephen King", afirma sobre la pandemia

La vilagarciana Emma Ríos. // Alberto Gamazo

Emma Ríos Maneiro acaba de conquistar la cima en el mundo del cómic. Su portada del tercer volumen de "Bella muerte", una serie escrita por Kelly Sue DeConnink y dibujada por la arousana se ha alzado con un premio Eisner, lo que equivale a un "Oscar" en el universo de la banda diseñada. Afincada en A Coruña, la familia de Emma Ríos es de Carril, y allí vivió ella sus primeros años. Después se mudó a Ourense, a donde se desplazó su madre por trabajo. Durante su infancia y adolescencia, pasaba los veranos en Vilagarcía. Aunque ahora sí, hace años que no visita su ciudad natal. Una distancia que tal vez haya provocado que en la capital arousana todavía se conozca poco la carrera artística de Ríos, que ha llegado a trabajar para la Marvel, factoría de la que salieron desde Spiderman hasta Hulk y el Capitán América.

-¿Cuáles fueron sus primeras lecturas de cómic?

-Empecé con lo mismo que leía la gente de mi generación. El "Don Miki", "Astérix y Obélix", "Tintín", "Mortadelo". Yo aprendí a leer con los cómics, literalmente, y lo que más me flipaba era "Astérix y Obélix".

-¿Hubo alguna lectura en especial que le despertase la vocación?

-Tuve la fortuna de cruzarme en la adolescencia con "Akira", y eso fue rompedor para mí. Cogí el manga con 15 o 16 años, y eso fue revelador, ya que empecé a ver el cómic de otra manera.

-Pero a la hora de elegir un camino de futuro optó por estudiar Arquitectura en A Coruña.

-Era muy buena estudiante, e hija de profesora. Bellas Artes no era una opción viable en esa época, así que como siempre había ido por la rama de ciencias, escogí Arquitectura, porque entendía que era la carrera de ciencias más relacionada con el arte. Me gustó mucho la carrera, pero trabajar y ejercer ya me costó más, porque al final pesan más los aspectos políticos y administrativos que los creativos. Aunque no me arrepiento de nada, y siempre que puedo sigo leyendo sobre arquitectura. Incluso me ha sido de utilidad lo que aprendí en la carrera para dibujar. Pero lo mío son los cómics, y siempre lo han sido.

-¿Hay que escuchar más al corazón y menos a la razón?

-Depende. Yo pude hacerlo porque tenía cierta estabilidad económica y tuve un par de golpes de suerte.

-¿Basta el trabajo duro para alcanzar el éxito?

-La suerte es importante. Es falso que cada uno tenga lo que se merece, y lo del sueño americano también. Tienes que trabajar, pero también necesitas un golpe de suerte, que alguien te vea, que alguien hable con alguien sobre ti... Pero eso es algo que puede suceder.

-Trabajar para la Marvel sería la cumbre para muchísimos dibujantes. A usted le iba bien, y sin embargo lo dejó. ¿Por qué?

-Pasó algo parecido a cuando dejé la arquitectura para hacer cómic. Me formé haciendo fanzines, mi propio trabajo, y me apetecía volver a eso. Aunque cuando me fui de Marvel creí que sería solo una aventurilla, y que terminaría volviendo. Pero tuve mucha suerte. El primer volumen de "Bella muerte" salió bien, y con lo que tenía ahorrado de la Marvel y lo que gané con los lanzamientos de la "Bella muerte" he podido continuar hasta ahora con el tebeo propio. Pero tampoco aspiro a forrarme. Como no tengo hijos, ni hipoteca puedo permitirme ciertos riesgos.

-Usted ha trabajado en el género de la ciencia ficción. ¿Se asemeja en algo a la ciencia ficción esta pandemia de coronavirus?

-Sí, y uno de mis primeros tebeos iba precisamente de una pandemia. Todo esto que está pasando es muy loco. Parece ciencia ficción, pero de la mala. Estamos dentro de una narrativa terrorífica.

-¿Inspirará el coronavirus historias de cómic en el futuro?

-Seguramente en estos momentos haya miles de guionistas escribiendo sobre esto, porque tiene desde luego una vertiente muy comercial. Pero yo espero que sobre todo inspire historias más humanas, sobre lo que ha supuesto vivir confinados o sobre como ha cambiado nuestra manera de vivir el cariño. Pero no soy muy optimista. Es como si estuviésemos viviendo dentro de un libro de Ballard o de Stephen King. Me preocupa el trasfondo filofascista que hay detrás de muchos discursos en los que se habla de inmunidad y segregación. Hay algunos asuntos que se están tratando con demasiada ligereza.

-Usted ha alcanzado la independencia económica con proyectos internacionales y trabajando por encargo para la Marvel. ¿Es posible hacerlo sin salir de España?

-Hacer tebeo en España es muy complicado porque la gente apenas lee. Los autores viven de los derechos que se generan por la venta de ejemplares, pero las tiradas en este país son tan cortas que no te permiten vivir de esto. Hubo una buena época en los años 80, pero eso ya no funciona. Tradicionalmente, a este país le cuesta mucho leer, y es una lástima, porque eso le pone las cosas muy difíciles al sector cultural.

-¿Se percibe el cómic de un modo distinto en España que en otros países, como Japón o Estados Unidos?

-Con respecto a Japón, desde luego. En Japón, todo el mundo lee cómics, desde los chavales a la gente mayor. Y los cómics concursan en los premios literarios. En España sigue habiendo prejuicios hacia el cómic, aunque gracias al concepto de novela gráfica se ha avanzado algo. Pero seguimos teniendo un déficit de lectores, y sin lectores la industria no funciona. Esa es la razón por la que primero saco mis trabajos fuera.

-Las revistas de cómics prácticamente han desaparecido. ¿Cómo se promocionan ahora los jóvenes que quieren escribir o dibujar?

-Está internet. En Twitter e Instagram es donde hay más exposición, pero también es donde está todo el mundo. Pero esas son ahora mismo las herramientas que dan mayor visibilidad al trabajo. A mí me gusta estar pendiente de lo que hacen los jóvenes, abrirles una puerta, como antes hicieron otros por mí. También hay concursos, la posibilidad de ir a algún festival de autoedición. Si se puede, no hay que cortarse a la hora de hablar con algún editor.

-¿Sigue a algún creador joven?

-Sí, ahora mismo hay en Galicia un montón de gente en la veintena que están trabajando muy bien, como Xulia Vicente, Luis Yang o Cintia Alfonso.

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