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La época de cría de los arroaces los hace más vulnerables

Advierten de la prohibición de estar a menos de 60 metros de delfines y ballenas

Colectivos como el BDRI piden colaboración a las embarcaciones de recreo

Un delfín mular durante un acrobático salto en la ría. // BDRI

En esta época del año llegan ballenas en busca de alimento a la costa de las Rías Baixas, y tanto dentro de ellas como sobre la plataforma continental, aumenta la actividad y vulnerabilidad de los delfines, ya que es ahora cuando alcanzan el momento álgido de su ciclo reproductivo.

Es por ello que desde colectivos como el Instituto para el Estudio de los Delfines Mulares (BDRI) llaman a la colaboración ciudadana y piden a las embarcaciones de recreo que no se acerquen a menos de sesenta metros de los cetáceos.

Si no se guardan las distancias se estará poniendo en peligro a los animales. Pero es que, además, los patrones de las embarcaciones que los "acosen" se arriesgan a ser sancionados, ya que en España hay sobrada legislación en este sentido.

El Real Decreto referido a la protección de los cetáceos, por ejemplo, determina que "deberá evitarse la realización de cualquier conducta que pueda causar muerte, daño, molestia o inquietud a los cetáceos".

Es decir, que se prohíbe "el contacto físico de embarcaciones o personas" con los mamíferos marinos, como tampoco está permitido alimentarlos o arrojarles cualquier tipo de objeto.

En la misma legislación se advierte de que se considera como un ataque o daño a los cetáceos "impedir su movimiento libre, interceptar su trayectoria, cortar su paso o atravesar un grupo".

Tampoco pueden dispersarse esos grupos de cetáceos y, de forma muy concreta, se prohíbe interponerse entre un adulto y su cría.

Producir ruidos y sonidos fuertes o estridentes para intentar atraerlos o alejarlos, incluyendo la emisión de sonidos bajo el agua, es algo también prohibido, como lo está bañarse o bucear en la considerada "Zona de Exclusión del Espacio Móvil de Protección de Cetáceos", que tiene un radio no inferior a 60 metros medido en la superficie del agua a partir del animal detectado.

Cambios de comportamiento

Los armadores y cuantos viajen en cualquier tipo de embarcación deben tener siempre muy presente que si están cerca de cetáceos y observan "alguna señal de alarma, molestia o alteración en su comportamiento", como cambios repentinos de dirección o velocidad, saltos súbitos o similares "deberá abandonarse la zona" inmediatamente.

El Real Decreto contempla, igualmente, la posibilidad de observar cetáceos en su medio natural a través de programas de índole turístico, económico y científico.

Son iniciativas como las desarrolladas por BDRI, que el Gobierno considera que pueden resultar "de excepcional importancia" y desempeñar "una importante labor de investigación, educación ambiental y conservación si se realizan de acuerdo con los principios de protección ambiental y uso sostenible".

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