La crisis sanitaria y económica provocada por el Covid-19, unida a la inseguridad que atraviesa el sector bateeiro a causa del conflicto por la mejilla que mantiene con los percebeiros, hacen que la reparación y construcción de viveros flotantes se haya ralentizado. Son muchas las empresas y astilleros que lo notan, estimándose unas pérdidas de entre 50.000 y 60.000 euros por cada parque de cultivo que se deja de construir.

Solo en la rampa de O Cavadelo (Vilagarcía), donde opera la firma Naval Arousa S.L., estiman que dejará de ingresar en lo que resta de año unos 400.000 euros, que es el equivalente a la construcción de media docena de bateas de cultivo de mejillón, a razón de unos 54.000 euros, más IVA, por cada uno.

Así lo confirma su gerente, Álvaro Otero Dios, quien explica que en lo que va de ejercicio le encargaron la construcción de ocho viveros.

"Pero teníamos previsto construir, al menos seis más, y resulta que se han parado las operaciones porque hay mejilloneros que no se atreven a invertir hasta que se aclare la situación de la mejilla, ya que su recolección es fundamental para preparar cada ciclo de cultivo", manifiesta.

En este sentido, el empresario esgrime que "los problemas registrados en la costa gallega con los percebeiros se trasladan a numerosas empresas que dependen del cultivo de mejillón, como las que nos dedicamos a construir o reparar bateas, pero también depuradoras, cocederos, conserveras y firmas de reparación y mantenimiento como Hércules Servicios Marítimos".

Al igual que salen perjudicadas empresas como Forestal Arousa, la filial de Naval Arousa que se ocupa de la adquisición y preparación de la madera que se emplea para construir el emparrillado de las bateas.

"Nuestro trabajo y nuestro futuro están seriamente amenazados, como el de miles de personas más, tanto a causa del coronavirus como a expensas de lo que pase con la extracción de mejilla, de ahí que queramos brindar todo nuestro apoyo a un sector tan importante para Galicia como el bateeiro", sentencia Álvaro Otero.

Ni que decir tiene que el parón constructivo aludido supone un notable contratiempo en los planes de expansión de la empresa Naval Arousa, instalada en O Cavadelo hace poco más de un año con el isleño Álvaro Otero Dios y el rianxeiro Ricardo Alcalde Ordóñez como administradores, al frente de un proyecto que iniciaba su andadura tres años antes en Vilanova.

El proceso de montaje de bateas que realiza comienza con la selección en el monte de los árboles idóneos para elaborar las bateas, de ahí que junto a Naval Arousa, que además de montarlas se ocupa de fabricar los bidones o flotadores en una nave situada en Rego do Alcalde (Vilanova), también participe Forestal Arousa S.L., la empresa encargada de conseguir y manipular la materia prima necesaria en montes de toda Galicia, tallar las vigas y transportarlas a Vilagarcía para el montaje.

Otra pieza fundamental del engranaje es Hércules Servicios Marítimos, que con la embarcación "Hércules" se ocupa de remolcar desde O Cavadelo los parques de cultivo recién construidos hasta su punto de fondeo en las rías.