El carácter acogedor y agradecido de los vecinos de A Illa permite en muchos casos que se vean escenas que no le pasan desapercibidas a Ángela Otero. "Es muy bonito ver como muchos padres están en las mesas de las cocinas de sus casas ayudando a sus hijos. Ejerciendo de profesores y dejando muy claro lo importante que es tener la posibilidad de ir al colegio y aprender. Ves que los padres se están implicando mucho y ese es el mejor ejemplo que le pueden dar a sus hijos".

Incluso es tal el trabajo extra al que se prestan la gran mayoría de los padres que la propia bibliotecaria declara entre risas que "ya se nota que están un poco cansados también los padres y madres porque ya no te reciben con la misma alegría que los primeros días".

A la espera de que se dé por finalizado el curso por correspondencia, tocará seguir imprimiendo y entregando en un gesto muy a tener en cuenta.