Los bateeiros gallegos han dicho basta. Están cansados de ver cómo se sabotea su trabajo cuando recolectan semilla de mejillón (cría) en las rocas del litoral atlántico, y ya no van a soportar más amenazas, insultos o intentos de agresión como los que padecen casi a diario.

Para evitarlo, de acuerdo con lo avanzado hace un par de meses en FARO DE VIGO, han decidido unirse y movilizarse.

Los últimos acontecimientos, con altercados en Cangas, Aguiño, Mera y otros puntos de la costa, parecen haber marcado un punto de inflexión. Lo que van a hacer es reunirse en masa en un punto determinado del litoral para recoger juntos la cría y desafiar a los percebeiros que intenten impedírselo.

De este modo quieren que la sociedad entienda el problema al que se enfrentan y, sobre todo, pretenden que la Xunta de Galicia y las fuerzas del orden tomen cartas en el asunto de una vez por todas.

Un viejo problema

Un viejo problemaEl problema es el de siempre. La semilla del molusco que necesitan para encordar sus bateas crece en las mismas rocas en las que se reproduce el percebe.

Y es ahí cuando surge la preocupante y cada vez más embravecida guerra de intereses, pues hay percebeiros que impiden el trabajo de los mejilloneros porque creen que al recolectar mejilla se destruye su producto. Al igual que hay cofradías que quieren recoger directamente la semilla para después venderla a los bateeiros.

Y estos no solo aseguran que recolectan la cría de forma respetuosa con la reproducción del percebe, sino que se niegan a pagar por algo que ya es suyo, puesto que la legislación vigente los ampara y dice que son ellos los legítimamente autorizados para recolectarla, por lo que deciden cómo, cuándo y dónde efectuar la campaña, siempre desde el 1 diciembre y, aproximadamente, hasta el 30 de mayo.

Lo que sucede es que en cada campaña, y especialmente desde hace una década, se repiten y recrudecen los mismos enfrentamientos, con mariscadores que intentan disuadir a los bateeiros que recogen cría desde A Guarda hasta Fisterra o A Coruña.

Es, no cabe duda, una lucha territorial y económica en toda regla que ha resultado especialmente dura y preocupante en la última semana en Cangas, Aguiño, Mera y otros lugares de Galicia.

Como informó el decano, los percebeiros moañeses talaron árboles y los tiraron sobre los viales de acceso a las zonas de producción de cría, al igual que hicieron zanjas en la calzada, para evitar el acceso desde tierra firma de los mejilloneros que iban a recogerla.

Esos enfrentamientos no llegaron a las manos porque acudió la Guardia Civil. Como sucedió en Mera, donde también estuvo a punto de vivirse una batalla campal.

Les tiraron al mar capazos llenos

Les tiraron al mar capazos llenosEn este último caso los mejilloneros arousanos que se dedicaban a la recolección de cría vieron como los percebeiros les tiraron capazos llenos de producto al mar. Y no solo eso, sino que recibieron todo tipo de improperios.

Alguno de ellos, a bordo de una de las lanchas que usan para acercarse por mar a las rocas más batidas por el Atlántico, vio como lo rodeaban lanchas de percebeiros cuyos tripulantes intentaron abordarlo, agredirlo con una pala y quitarle las llaves de la embarcación para dejarla a la deriva, con el riesgo que eso entraña en zonas de tanto oleaje.

Temen una desgracia

Temen una desgracia"Un día de estos vamos a matarnos entre nosotros, y parece que nadie va a hacer nada hasta que tengamos que lamentar alguna desgracia", explican los acuicultores.

"Tuvimos problemas durante toda la semana y en todos los casos recibimos amenazas de muerte, vimos como los percebeiros se unían para amedrentarnos y, en definitiva, pasamos miedo, a pesar de que solo intentamos hacer nuestro trabajo de acuerdo con las normas que nos marca la legislación", detallan en el sector.

Es por ello que, sintiéndose "desprotegidos", han decidido hacer valer su derecho a recoger semilla, uniéndose para ejercer presión en el mismo lugar donde surgen los enfrentamientos: sobre las rocas.