Aida Veloso Bemposta, de 30 años, y Alicia Abal Abal, de 31, ambas vecinas de Ribadumia, son dos de las jóvenes arousanas "atrapadas" en Australia a causa de la cancelación de vuelos y demás problemas generados a nivel mundial por la pandemia del coronavirus Covid-19. El mismo, dicho sea de paso, que también derivó hace un par de semanas en la aplicación del estado de alarma y confinamiento en aquel país.

Hay otras vecinas de la comarca allí, como la isleña Ángela Fernández Fuentes (25 años), que viajó con ellas el pasado mes de octubre, o la grovense Lisett Álvarez (27 años), cuyo caso ya fue expuesto en FARO hace un par de semanas.

Básicamente todas coinciden en señalar que desean regresar a casa y en que no pueden hacerlo porque el precio del billete es desorbitado, y ni siquiera les garantiza el éxito de esa operación retorno.

El cambio de vida y las ganas de regresar

Aida Veloso viajó a Australia "para aprender inglés y hacer realidad uno de mis sueños", aduce. Aunque reconoce que "empezar una nueva vida en un país desconocido, con un idioma diferente y tan lejos de casa, no es tarea fácil".

Se confiesa enamorada de aquel país y "su estilo de vida". Pero a pesar de ello, y de que siente que todavía le quedan "muchas cosas por vivir" allí, insiste en que quiere regresar y, como otros jóvenes en su situación, pide ayuda al Gobierno de España para poder hacerlo.

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"Se hace muy duro vivir esta situación tan lejos de la familia y los amigos de mi tierra", explica desde Brisbane, la capital de Queensland y ciudad a la que se mudó hace un par de meses por razones laborales, después de haber vivido en Surfers Paradise, un suburbio de la ciudad australiana de Gold Coast, también en el estado de Queensland y conocido por su gran variedad hotelera.

Precisamente la joven ribadumiense trabajó en el sector, y más concretamente en un restaurante, al tiempo que lo hacía en un lavado de coches. Pero ahora mismo no tiene empleo, carece de ingresos y debe seguir afrontando gastos importantes, lo cual explica su difícil situación y la de otros jóvenes arousanos y gallegos como ella.

Además, tiene que seguir pagando los estudios, a pesar de que la escuela está cerrada y solo recibe clases online.

Por si no fuera suficiente, aunque las condiciones para volver son igual de difíciles para las tres, parece que las dos ribadumienses tienen un visado más corto que la isleña y con otras condiciones, por lo que deben abandonar Australia en julio o quedarse allí de manera ilegal.

Por eso insisten en pedir ayuda al Estado, para tratar de sortear todas las dificultades con las que se encuentran.

"Debo reconocer que tardé un tiempo en asimilar esta situación, pero en cuanto fui consciente y puse en una balanza los pros y contras de irme a casa o quedarme, tuve claro que lo mejor es regresar con mi familia a Ribadumia; un regreso que también nos aconseja el propio gobierno de España", explica Aida Veloso Bemposta.

"Coremos el riesgo de quedarnos tiradas"

Lo que sucede es que, como se explicaba al principio, y como en su día también advirtió la joven grovense "emigrada" a Australia, Lisset Álvarez, "los problemas que tenemos son enormes, pues apenas hay vuelos, y que los que hay cuestan un dineral".

Además, "corremos el riesgo de quedarnos tiradas en una escala a mitad de camino, porque ninguna compañía aérea nos asegura llegar a destino".

Lo que quieren decir es que no se atreven "a comprar un vuelo a un precio desorbitado cuando nos arriesgamos a perder ese dinero o incluso algo peor, pues a veces incluso los cancelan con solo un día de antelación y en otras ocasiones dejan a los pasajeros por el camino cuando hacen escala".

Dicho esto, y tras lamentar que "tampoco recibimos ningún tipo de ayuda por parte del Gobierno, ni garantías de una vuelta a casa real", las arousanas "exiliadas" en tierras australianas apelan a la colaboración del Estado "para poder regresar a nuestras casas en unas condiciones razonables y sin arriesgarnos a quedar tiradas en cualquier parte".