Portugal es una de las principales zonas de producción de almeja de Europa, y el estuario del Tajo está entre sus bancos productivos más representativos. Aunque hasta ahora fue noticia, en demasiadas ocasiones, por la extracción ilegal de bivalvos sin garantías sanitarias y su envío a depuradoras de diferentes puntos de España. Pero las cosas han cambiado. Tanto que va a ser totalmente lícito extraer japónica en ese estuario, en el entorno del puente de Vasco da Gama, para implementar la expansión del marisqueo luso en todo el continente, y muy especialmente en regiones españolas como Galicia.

Dicho de otro modo, que los portugueses están desde esta semana en mejores condiciones que nunca para competir con las cofradías gallegas. O lo que es lo mismo, que su almeja no solo puede ganar espacio en esta comunidad, en detrimento de la autóctona, sino también que va a distribuirse en los mismos mercados nacionales e internacionales, con lo que esto conlleva de competencia directa.

La razón es sencilla: Diversas áreas de producción de Lisboa y su entorno, entre ellas el estuario del Tajo, estaban catalogadas como zonas C, lo cual significa que la extracción y venta de especies como la almeja estaba prohibida. Pero el Instituto Portugués do Mar e da Atmósfera (IPMA) hizo oficial, con fecha de 9 de abril de 2020, que esos bancos marisqueros pasan a ser considerados zona B, o lo que es lo mismo, que desde ahora se permite el consumo de su almeja, previa depuración.

Los portugueses tomaron esta decisión en base a los análisis efectuados a instancias del Sistema Nacional de Monitorización de Moluscos Bivalvos (SNMB), que en el país vecino viene a ser algo así, salvando las distancias, como el Instituto Tecnológico para el Control del Medio Marino de Galicia (Intecmar).

Preguntados al respecto, tanto dirigentes de cofradías de pescadores gallegas como empresarios depuradores muestran su preocupación por ese cambio, conscientes de que Portugal puede ser un serio competidor; un proveedor de bivalvos "situado al lado de casa" capaz de "pelear duro" con Galicia, ya no tanto por calidad, sino por cantidad y precio.

"Como una marca blanca en un supermercado"

"Si nosotros somos la referencia, los portugueses van a ser en el mercado algo así como la marca blanca que puede encontrar el consumidor en cualquier tienda de alimentación, y eso puede hacernos un daño enorme", explican en los pósitos.

"No cabe duda de que el reforzamiento de Portugal como competidor en el mercado europeo puede afectar a la actividad marisquera de Galicia y a la nuestra también", apostillan representantes del sector depurador y comercializador gallego.

Y es que, "a partir de ahora, la almeja portuguesa podrá llegar sin problemas a mercados en los que tenía cerrada la distribución por el hecho de tener sus zonas de captura clasificadas como C, y lógicamente eso supone más competencia para nosotros", aseveran en el sector del mar.

Hay que tener en cuenta que "hasta este momento los bivalvos gallegos dominaban muchos mercados nacionales e internacionales, pero en el futuro vamos a tener que vernos las caras con el producto portugués", vaticinan.

La paralización a causa del coronavirus puede ser un problema

Y no solo eso, sino que "en estos momentos la producción gallega está casi parada por completo, debido a la crisis sanitaria provocada por el coronavirus".

Esto significa que "tanto los portugueses como los holandeses, que vienen pegando fuerte, e incluso los italianos, que siempre están ahí, pueden aprovechar para ofrecer sus bivalvos a nuestros clientes y ganar posiciones en nuestros mercados", auguran.

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Pero aún hay más. Tampoco hay que olvidar que, como se decía al principio, Portugal tiene una enorme capacidad productiva, no solo en el estuario del Tajo, sino también en el del río Mira, en la ría de Aveiro, laguna de Albufeira, ría Formosa y el litoral de Matosinhos, Faro, San Vicente, Viana, Cabo Raso y Setúbal.

Gracias a esa importante producción, Portugal exporta ya a Italia, Holanda y Francia, además de a comunidades autónomas como Cantabria, Asturias, Andalucía, Cataluña y Galicia. Una exportación que se verá claramente reforzada e incrementada con el cambio de clasificación microbiológica en el estuario del Tajo.

"Es un competidor al que debemos respetar y que puede darnos problemas a medio y largo plazo", argumentan los depuradores de Galicia, sabedores de que "la oferta de marisco portugués también va a aumentar, quiérase o no, en nuestra comunidad".

¿Una oportunidad perdida con la marca PescadeRías?

Esta advertencia lleva al lamento, tanto de la depuración como de la producción. Son muchos los que creen que "durante los últimos años se ha desaprovechado la oportunidad de explotar nuestros productos en base a la calidad que garantizan al consumidor marcas creadas por la Administración como PescadeRías".

Lo que quieren decir, unos y otros, es que "ahora que 'viene el lobo' nos daremos cuenta de que hemos metido la pata por no consolidar esa u otras marcas de calidad que ofrece Galicia, avaladas además por los más rigurosos controles sanitarios llevados a cabo por las Consellerías de Mar y Sanidade, a través del Intecmar".

Profesionalización del sector

Quienes así opinan abogan, igualmente, por "una mayor profesionalización y tecnificación de las cofradías de pescadores", defendiendo la incorporación a los órganos de gobierno de las mismas de "personal cualificado y con visión de negocio".

Se refieren a personas "capaces de hacer ver al sector sus fortalezas y debilidades para así actuar en consecuencia, en lugar de permanecer de brazos cruzados mientras nuestros competidores tratan de quedarse con nuestros clientes".

Abundando en ello, miembros de agrupaciones de marisqueo gallegas que se sienten amenazados por el cambio de clasificación microbiológica en el estuario del Tajo no dudan en sentenciar: "Debemos reaccionar de inmediato, porque los portugueses vienen para quedarse".

Un daño económico notable

Como se explicó en ocasiones anteriores, la introducción en Galicia de almeja ilegal procedente de Portugal supone un notable perjuicio económico para esta comunidad. Está por ver ahora cómo repercutirá la llegada masiva de producto de forma legal.

Hay que tener presente que un 90% de la exportación ilícita de bivalvos portugueses estaba siendo dirigida a España, y muy particularmente a Galicia.

Es tal la preocupación por ello que el verano pasado se anunció que el equipo de Economía Pesqueira de la Universidade de Santiago de Compostela (USC) se disponía a estudiar el daño económico que supone esa entrada masiva de almeja ilegal desde el país vecino.

En esa investigación iban a colaborar el Centro de Ciências do Mar e do Ambiente de la Universidad de Lisboa, situado en el epicentro del furtivismo en el país luso, el estuario del río Tajo.

Baste decir que, durante los cinco primeros meses del pasado ejercicio, la Guarda Nacional Republicana (GNR) de Portugal interceptó 55 toneladas de almeja ilegal, como en todo el año anterior. El grueso de las aprehensiones tuvieron lugar en la zona principal de extracción, Lisboa y su entorno, así como en las carreteras del norte del país, cuando la mercancía se dirigía a Galicia.