Una unidad formada por unos treinta soldados de la Brilat, con sede en el acuartelamiento de Figueirido, recorrió durante la mañana las calles del centro de Vilagarcía de Arousa para reforzar las medidas de control del confinamiento actuales.

El grupo se dispersó por las calles semivacías de una ciudad que les recibió con una gran amabilidad y respeto por la labor de apoyo a las fuerzas de seguridad, pero también por el talante que han demostrado con unos vecinos que no tuvieron inconveniente en explicar las causas justificadas para encontrarse fuera del domicilio.

A mediodía aparcaron en O Cavadelo un autocar y varios Patrol del Ejército e inmediatamente se desplegaron por distintas zonas del centro urbano, sobre todo con un propósito disuasorio para alentar el regreso urgente a los domicilios.

"Voy al banco y a continuación a la farmacia a por medicamentos para mi mujer", explicó uno de los vecinos que fue alcanzado por uno de los grupos militares en medio de la plaza de Galicia.

También fueron interpelados los taxistas de Conde de Vallellano que a pleno sol esperaban la llegada de algún cliente para acercarlo al supermercado y vecinos que a esa hora habían decidido bajar al perro a dar su habitual paseo.

Al final, la ronda por el casco urbano finalizó con éxito debido al excepcional comportamiento de la ciudadanía, una trayectoria que se observa desde el primer momento del confinamiento.

Por la mañana también hubo controles de entrada de conductores a la ciudad, entre ellos en Rubiáns con dos patrullas de la Policía Local que pidieron explicaciones sobre el motivo del viaje.

Ir al trabajo, al supermercado, la farmacia u otras obligaciones autorizadas por el Decreto de Alarma del pasado 14 de marzo justificó el pase de la práctica totalidad de los coches, que se vieron atrapados en caravana.