Esta mañana se ha registrado la enésima rotura en la red de abastecimiento general de agua que suministra a la península de O Grove. Lo peor es que, como en otras ocasiones, se produjo en el tómbolo de A Lanzada, y más concretamente en el tramo donde la tubería pasa bajo el agua del mar. Precisamente el lugar donde a mediados del mes pasado reventó la canalización dos veces en menos de tres días.

Esto quiere decir que la reparación de la misma puede dilatarse considerablemente en el tiempo, entre otras razones porque es necesario esperar a que baje la marea para poder intervenir.

Y eso en el mejor de los casos, porque también puede suceder que la reparación se complique o incluso no sea posible, puesto que, como se explicó en otras ocasiones, las canalizaciones en esa zona están en pésimo estado, tanto a causa de su antigüedad como debido al desgaste propiciado por su ubicación en agua salada.

La tardanza en la reparación, o incluso la hipotética imposibilidad de llevarla a cabo, puede provocar una preocupante situación de desabastecimiento absoluto en el municipio meco, con los perjuicios que esto acarrearía para los vecinos ahora que padecen la reclusión domiciliaria a causa del coronavirus Covid-19.

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“Aún por encima de que tenemos que estar encerrados, ahora podemos encontrarnos también sin agua, con lo que esto supone de problema añadido para la convivencia y la salubridad”, explican algunos de los mecos que pueden verse afectados.

Un enome geiser

Entre ellos los que esta mañana pudieron constatar con sus propios ojos la existencia de esa rotura, ya que desde el istmo que une Ardia (O Grove) con Vilalonga y Noalla (Sanxenxo) vieron de cerca el gran geiser que se había formado en la ensenada de O Vao.

Hay que recordar que este tipo de roturas ya se produjeron en ocasiones anteriores y provocaron cortes puntuales en el suministro de agua.

Tanto la Mancomunidade do Salnés, de la que depende esa canalización, como el Concello de O Grove y la Xunta de Galicia saben del deterioro que presenta la tubería y están de acuerdo en su sustitución, aunque sigue pendiente desde hace años.

Usan las reservas de los depósitos

El alcalde meco, José Cacabelos, confirma que fue informado a primera hora de la mañana por los técnicos municipales, el gerente de la mancomunidad y vecinos que trabajan fuera del municipio y vieron el geiser al pasar.

Considera que se trata de “una importante rotura de agua, desde luego más grave que las que padecimos el mes pasado”, y garantiza que “desde el primer momento, tanto nosotros como la empresa que gestiona el servicio de abastecimiento trabajamos para resolver la avería”.

Mientras tanto, ha sido necesario cortar el suministro del líquido elemento, “aunque estamos abasteciendo a la población con las reservas que tenemos en los depósitos”, detalla Cacabelos.

Una advertencia repetida

El regidor ya advirtió en numerosas ocasiones de que estas roturas generan enormes problemas. Pero también de que pueden provocar el caos en el supuesto de producirse en verano, cuando el municipio está a tope de turistas.

Lo que ni el alcalde ni nadie podía imaginar era que las tuberías fueran a reventar en medio de una pandemia global que obliga a los ciudadanos de O Grove a permanecer recluidos en sus casas y, en consecuencia, a depender más que nunca del correcto abastecimiento de agua.

Hace menos de un mes se celebró en Santiago una reunión participada por el propio Cacabelos y representantes de Augas de Galicia, precisamente, para tratar de encontrar una solución definitiva a los problemas que presenta la red general de abastecimiento meca.

Temía que sucediera en plena Semana Santa

En aquel encuentro el regidor advirtió de que O Grove “corre el serio riesgo de quedar sin agua durante la próxima Semana Santa, porque esta tubería se encuentra muy deteriorada y puede volver a romper por cualquier sitio, algo que no nos podemos permitir porque es la única vía de entrada del abastecimiento de la Mancomunidade”.

También recordó que hay un proyecto de renovación integral de esa conducción de agua presentado en 2015.

Sucedió después de que la Xunta explicara que las competencias en la materia “son municipales” y que “este tipo de instalaciones tienen una vida útil de 25 años, y es previsible que en algún momento necesiten renovación, por lo que una Administración diligente tiene que prever esta necesidad”.