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Meis revive una capilla sin culto desde el siglo XVII

El sacerdote José Antonio Souto y varios feligreses abogan por poner en valor las ruinas de una ermita del monte Castrove

José Antonio Souto, ayer, camina entre los restos de la antigua capilla de Santa Mariña. // Iñaki Abella

En 1607 el cardenal Jerónimo del Hoyo realizó un viaje por su diócesis, y al pasar por la sierra del Castrove, entre las comarcas de Pontevedra y O Salnés, encontró una capilla consagrada a Santa Mariña, en la que todavía había culto. Siglo y medio después, en 1745, cuando el fraile Martín Sarmiento recorrió Galicia, la ermita ya estaba arruinada. Hoy, casi tres siglos después, el sacerdote de cinco parroquias de Meis, José Antonio Souto, y varios de sus feligreses, están decididos a impulsar la recuperación de "este lugar sagrado", en palabras del sacerdote.

Las ruinas, ahora, son unos montones desordenados de piedras. Llegar a ellas en coche no resulta sencillo, pues pasado el campo de golf de Meis y el curro de A Escusa hay que internarse por una pista forestal de tierra llena de piedras sueltas. El tramo de subida hasta las antenas de telecomunicaciones y las casetas de vigilancia forestal es de apenas medio kilómetro, pero resulta insufrible después de que las escorrentías del invierno lo llenasen de profundos socavones.

Las ruinas de la antigua capilla se encuentran en un prado húmedo, muy cerca de las antenas. José Antonio Souto explica que conoció el lugar poco después de llegar destinado a Meis, procedente de Arzúa, y que quedó maravillado. Eran los últimos años de la década de los 70, y a principios de los 80 las parroquias del entorno celebraron allí una multitudinaria fiesta del catecismo. Desde entonces, el entorno de la capilla de Santa Mariña no volvió a acoger acto religioso alguno, hasta septiembre del año pasado.

Un centenar de personas de varias parroquias administradas por Souto subieron hasta las ruinas de Santa Mariña el primer domingo de septiembre pasado para celebrar una misa campestre por la Virgen de las Viñas. El Ayuntamiento había preparado la pista para poder subir cómodamente en coche, y la comunidad de montes de San Salvador arregló también los accesos y subió unas mesas para comer al final de la misa. Aquel lugar volvía a tener su romería.

El cura de las "Nogueiras" de Meis -las parroquias de San Lourenzo, San Tomé y San Vicente- y sus feligreses ya están proyectando la próxima celebración. "Aún estamos pensando en la fecha", afirma el sacerdote. Pero esboza una idea: le gustaría llevar hasta allí la fiesta del catecismo, como hace 40 años, y convocar un concurso de cometas para que los niños y sus padres las hagan volar en ese entorno fantástico, a más de 600 metros sobre el nivel del mar.

"Me da mucha pena ver en ese estado ese lugar sagrado, que durante siglos fue un lugar de culto y peregrinación", sostiene Souto, de ahí que esté intentando convencer a las administraciones para que pongan en valor el entorno y, si es posible, se restaure la capilla.

Ya ha hablado con la alcaldesa de Meis, Marta Giráldez, quien se comprometió a su vez a llevar hasta allí a la presidenta de la Diputación, Carmela Silva. La regidora recuerda que en el programa electoral de los socialistas meisinos ya figuraba la creación de un "mirador do Salnés" en el Castrove, y que la idea de poner en valor el entorno de la antigua capilla, "es buena". "Es un lugar espectacular, y una actuación adecuada sería positiva para todos los concellos del entorno". Cabe recordar que, como sucede a menudo en las montañas, en esa zona del Castrove confluyen los marcos de hasta media docena de parroquias de tres concellos, Poio, Barro y Meis.

¿Está en San Vicente?

Tradicionalmente, se ha creído que el lugar que ocupa la capilla pertenece a Poio. El doctor en Historia y especialista en arte rupestre y antropología, Buenaventura Aparicio Casado, cuenta la leyenda oral según la cual cuando se cerró al culto la capilla salieron hacia ella tres hombres, uno de Poio, otro de Campañó y otro de Meis. El primero que llegase se llevaría para su parroquia la santa, y el segundo, la campana. El propio Casado cuenta que en la iglesia de Campañó se custodia ahora una talla de la Virgen de la O, del siglo XIV, que según él procede de la desaparecida capilla del Castrove. La campana, añade, se fue para Meis.

Realidad o leyenda, José Antonio Souto afirma que hay vecinos de Meis que le han dicho que existe documentación que atestiguaría que la capilla está en terrenos de la parroquia de San Vicente, cuya jurisdicción llega a esa cima llena de tojos y presidida por las antenas y las casetas forestales. En cualquier caso, para el religioso lo de menos es a quien pertenece el suelo sobre el que asentó en su día la ermita. "Lo bonito sería que se recuperase ese lugar sagrado y que se pusiese en valor el lugar, que tiene unas vistas maravillosas".

Las panorámicas, en efecto, quitan el aliento. Desde allí se dominan el valle de O Salnés y la ría de Arousa al completo. Si el día está claro, se adivinan por el norte los montes que circundan Santiago, y hacia el sur, la isla de Ons. El Padre Sarmiento, que a lo largo de su vida vio cientos de paisajes, lo tuvo muy claro desde que subió al Castrove la tarde del 27 de septiembre de 1745: "En todo canto andei de mariña, desde Ferrol até A Guarda e Tui, non achei punto de visión máis primoroso que este lugar".

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