Francisco Parada Carballa, por todos conocido como Quito, tiene de 43 años, está casado y es padre de dos niñas. Ejerce como profesor de Educación Física en Cangas y toda su vida estuvo ligado al mundo del deporte, ejerciendo como jugador y entrenador de balonmano. Ahora es, además, uno de los pocos hombres al frente de una concejalía tan importante como la de Igualdad, de un tiempo a esta parte fundamental en todos los municipios de España.

-Cuando antes de las pasadas elecciones FARO DE VIGO avanzó su incorporación a la lista del PSOE muchos pensaron que para usted estaba reservada la plaza de concejal de Deportes. Y sin embargo, se quedó con la de Igualdade e Asuntos Sociais ¿Por qué?

-Por mi trabajo, con las clases de gimnasia, y mi afición al deporte, sobre todo como entrenador, siempre estuve relacionado con el mundo de la mujer. Y también a nivel personal, con una hermana, muchas primas y dos hijas. Todo esto cambia mucho la visión de un hombre y te sensibiliza más si cabe en relación con la igualdad. De un modo u otro vas viendo cosas que hay que cambiar, tanto en lo personal como a nivel educativo, para que las mujeres sean tratadas y valoradas como los hombres. Y como profesor también piensas que los niños varones, a estas alturas, ya tendrían que entender la igualdad como algo totalmente normalizado, pero en el día a día ves que aún queda mucho en lo que trabajar. Asimismo, cuando acudes a actividades del Concello para adultos, y especialmente para las personas mayores, también observas que por lo general solo participan y se implican ellas, a pesar de que sigan asumiendo las cargas familiares. Es todo eso lo que me animó a tomar las riendas de Igualdade, para hacer todo cuanto esté en mis manos en defensa de las mujeres. Es un tema que me interesa muchísimo y que también me preocupa. De ahí que cuando hablamos del reparto de las tareas que podría asumir en el nuevo gobierno no lo dudara. Había más candidatas, pero para mi era un reto intentar ayudar a las mujeres y que la sociedad, sobre todo los niños, asuman por completo el concepto de igualdad. Y aquí estoy, convencido de que a nivel educativo y desde el Concello podemos hacer muchas cosas más en esta materia.

-Pero usted es el único concejal de Igualdad de la comarca, y uno de los pocos que hay en España. ¿No le parece chocante?

-Si que choca un poco. Hace días en una charla me pesaba un poco la responsabilidad e incluso me sentía como culpable, porque era el único hombre y pensaba que quizás mi cargo podría estar ocupado por una mujer. Pero supongo que esto también forma parte de la lucha por la igualdad y que puedo aportar cosas positivas, ya que trato de hacerlo lo mejor posible y sé que también es importante que los hombres nos preocupemos por mejorar las cosas y luchar por sus derechos. Solo puedo decir que estoy muy orgulloso de mi trabajo y, como todo el gobierno del que formo parte, estoy plenamente convencido de que podemos hacer cosas muy importantes.

-En cierto modo ya lo avanza con su respuesta anterior, pero, a grandes rasgos, ¿cuáles son los objetivos que se ha marcado al frente de la concejalía de Igualdade?

-En estos momentos tenemos una pedagoga trabajando con nosotros para diseñar unidades didácticas que en marzo vamos a presentar a los colegios. No queremos limitarnos a organizar charlas o actividades similares con carácter puntual o en fechas señaladas, sino que pretendemos apostar por acciones más intensas, entre ellas esas unidades didácticas, con la intención de implicar a la comunidad educativa para que la igualdad forme parte de la enseñanza académica. También pretendemos recuperar, la próxima primavera, aquellos viajes para mujeres que ya se organizaron en el pasado; una brillante idea impulsada por el concejal del BNG Carlos Álvarez Besada cuando formaba parte del gobierno local. Asimismo, estamos a punto de presentar a la Diputación un programa a desarrollar en mayo en el centro vacacional de A Lanzada. Nuestra intención es trabajar de manera intensa por la igualdad durante los cinco fines de semana de ese mes, tanto a nivel educativo como familiar, organizando incluso actividades para gente que, directa o indirectamente, se vio perjudicada por la violencia machista. A todo esto se sumarán las charlas, cursos y diferentes propuestas tendentes a buscar el empoderamiento femenino. Evidentemente, aunque esos sean los puntos fuertes, no vamos a dejar de organizar eventos ligados a fechas señaladas como el de la Mujer Trabajadora. Lo que queremos es ser más ambiciosos y aprovechar al máximo los recursos de que disponemos para llegar a todos y, de forma muy especial, insisto, a los niños, para que los de ahora y las generaciones que están por venir tengan claro que todos somos iguales y que las mujeres no pueden estar en un segundo plano.

-Hoy se celebra el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, ¿cuál es su mensaje en una fecha así?

-Estamos hablando de una lacra que no podemos tolerar ni dejar pasar. Si somos vecinos, amigos o familiares de mujeres que sufren violencia, en cualquiera de sus manifestaciones, no debemos pensar que puede haber segundas oportunidades, ya que si lo hacemos puede que tengamos que lamentarlo. Hay que actuar con contundencia y no podemos tolerar absolutamente nada. Si hay un chico en el instituto que controla el teléfono de su novia adolescente tenemos que actuar y ponerlo en conocimiento de los padres y profesores. Si somos adultos tenemos que actuar con valentía y dar un paso al frente, denunciar y plantar cara al maltratador. Esto es solo un ejemplo, pero hay otras muchas maneras de proceder. La solución está en la educación, y esto debe implicar a los hogares, colegios e instituciones.

-¿Y cómo se logra?

-Tenemos que formar a los niños en temas propios de igualdad, no vale con actuar de manera transversal, sino que en la trayectoria curricular debe existir un trabajo exclusivo en ese sentido. Además, nuestros hijos tienen que ver en casa que mamá está a la altura de papá. No podemos educarlos como si ella fuera más débil o alguien que tiene que hacer cosas mientras papá va a jugar al fútbol o con los amigos a la taberna. Tenemos que pensar y actuar sin hacer distinciones, porque no tiene que ser mamá la única que vaya al supermercado o la única que hace las tareas domésticas.

-Es decir, que se requiere de una mayor implicación de los hombres?

-Pues claro. Hace días, en una charla sobre TDH había 45 personas en el público, y entre ellas solo tres hombres: dos concejales y un profesor. ¿Dónde estaban los padres de los niños? Si los varones no nos implicamos va a ser muy difícil cambiar las cosas. Insisto en este caso concreto porque estamos hablando de una enfermedad, y sin embargo no había ningún padre en la sala. ¿Significa que no les preocupan sus hijos? Este es un claro ejemplo de que la situación en la que nos encontramos aún es preocupante. Es cierto que está mejor que hace veinte años, pero este tipo de cosas demuestran que no podemos relajarnos, porque queda mucho trabajo por hacer.