Un accidente marítimo en la zona de A Lavanqueira en A Illa involucró a dos embarcaciones justo antes del amanecer. Fueron una lancha de recreo y un barco de marisqueo de O Grove los que impactaron en una colisión lateral por babor que se atribuye a un despiste sumado a la falta de visibilidad necesaria.

La peor parte recayó en el patrón y único tripulante de la lancha de recreo, conocidas como de la línea 7. El fuerte impacto entre las dos naves le llevó a dañarse la cadera y caer literalmente al agua. Se trata de un marinero retirado de A Illa llamado Luis Aragunde y que salía a pescar a los mandos de "La Solana".

Los marineros allí presentes pronto rescataron al hombre caído al mar que se quejaba ostensiblamente de un golpe en la cadera. Inmediatamente se puso en conocimiento de la situación a los vigilantes de la Cofradía San Julián de A Illa. Allí se personaron en escasos minutos Jaime Meaños y José Ángel Santos. Ramón Aragunde fue el vigilante perteneciente a la cofradía de O Grove que trasladó al accidentado al centro de salud de A Illa y desde donde fue derivado al Hospital do Salnés.

Tras las pertinentes pruebas radiológicas, Luis Aragunde recibió el alta con el diagnóstico de fuerte traumatismo en la zona de la cadera. Ya en su domicilio tuvo que echar mano de muletas para caminar debido al dolor que soportaba, pero sin mayores consecuencias.

El principal problema tras el impacto entre las dos embarcaciones fue que "La Solana" se convirtió en un barco muy peligroso debido a que el choque le provocó una rotura de la dirección. Pese a la pérdida de su patrón, el motor siguió trabajando a pleno rendimiento por lo que, sin control, la lancha comenzó a dar vueltas con el consiguiente riesgo para los que allí estaban.

Cuenta Jaime Meaños que el protocolo para hacerse con el control del barco no fue nada sencillo. "Con la ayuda de otros marineros intentamos controlar la lancha mediante cabos, pero era prácticamente imposible. No éramos capaces de frenar aquella lancha que podría salir contra cualquiera de los barcos que allí estaban porque estaba a tope de velocidad".

Después de cerca de veinte minutos intentando dominar la embarcación, la solución adoptada fue la de realizar un abordaje para parar el motor y poder remolcar la embarcación a tierra. Con Jaime Meaños a los mandos, fue su compañero José Ángel Santos el que acometió la operación de acceder a bordo de "La Solana".

Apunta Meaños al respecto que "hubo que acercarse con cuidado porque no fue nada fácil acceder. La lancha estaba dando vueltas en círculos y con unos cabos que se habían quedado enganchados y que eran muy peligrosos porque si se enganchaban a nuestro motor podía venir la lancha contra nosotros".

Con una maniobra para nada sencilla, señala el vigilante que "nos aproximamos lo máximo que pudimos y mi compañero pudo saltar adentro para parar el motor. Fueron momentos de tensión, pero finalmente salió todo bien". Ahora "La Solana" está en un pantalán de O Xufre a la espera de reparar los desperfectos.