En el mercado existen hoy en día aparatos ortopédicos muy sofisticados que pueden mejorar notablemente la calidad de vida y la autonomía de personas con discapacidad. Pero se trata a menudo de medios muy caros, y que la Seguridad Social no financia. El resultado es que solo pueden disfrutarlos pacientes de un poder adquisitivo muy elevado. Por ello, la presidenta de GaliciAME, la cambadesa Mercedes Álvarez, insta a las autoridades sanitarias a redefinir el catálogo de medios a disposición de los pacientes, y a "mirar las necesidades específicas de cada uno".
El colegio salesiano de Castrelo (Cambados), A Mercé, se ha embarcado este curso lectivo en un proyecto sobre la resiliencia, que es la capacidad del ser humano para afrontar situaciones adversas. Durante la mañana de ayer, acogieron una actividad enmarcada en el proyecto, que consistió en una ponencia de Gil Barrero, un ingeniero informático que trabaja para una empresa que desarrolla medios técnicos y tecnológicos para facilitar el día a día de personas con discapacidad física o trastornos mentales.
Gil Barrero estaba acompañado por la propia Mercedes Álvarez, que sufre atrofia muscular espinal (AME), una dolencia neuromuscular que se caracteriza por una progresiva pérdida de la fuerza muscular. A preguntas de FARO, puso su propia situación como ejemplo de que el catálogo público gallego de medios ortopédicos se queda escaso. "A mí no me vale de nada que me den una silla nueva cada cuatro años, porque yo necesito una silla específica para mi dolencia. Y mi silla puede no serle útil a otra persona". De ahí que entienda que hay que mirar caso por caso, y no asignar equipos mirando únicamente un catálogo general.
"Es cierto que en algunos casos puede tratarse de equipos caros, pero la sanidad pública debe velar por la calidad de vida de los pacientes", añade la cambadesa.
Durante su ponencia, Gil Barrero habló precisamente de la tecnología existente en el mercado para que las personas con problemas de movilidad puedan tener mayor autonomía. A modo de ejemplo, citó el caso de un niño de ocho años que únicamente puede mover la lengua, pero que es capaz de desplazarse autónomamente con una silla eléctrica gracias a un aparato adaptado que maneja con la boca.
El ingeniero contó también a los estudiantes del colegio salesiano que existen aparatos que leen el iris de los ojos y ratones de ordenador adaptados a los pies, para que las personas sin movilidad en los brazos puedan disfrutar con los videojuegos. Los escolares cambadeses descubrieron también que existen aparatos de lectoescritura que permiten comunicarse a las personas mudas, y que alguien sin fuerza de cintura para abajo puede abrir perfectamente una puerta con el pie gracias a un soporte digital. Ideas que deben servir de inspiración a los alumnos de la asignatura de Tecnología, pues su próximo cometido consistirá en formar grupos y en diseñar un equipo o aparato que mejore de algún modo la calidad de vida de los discapacitados.
La resiliencia
El proyecto "Resiliencias" se presentó el primer día de curso, y se extenderá hasta junio. Mercedes Álvarez fue alumna del colegio salesiano, y está trabajando activamente en este proyecto educativo para mostrar a los jóvenes que, "las enfermedades pueden vivirse de muchas maneras, y que a pesar de estar enfermo se puede tener una vida muy bonita". En este sentido, uno de los objetivos es favorecer, "la empatía entre ellos, y que vean la discapacidad como algo capacitativo".