-¿Hay algún patrón de conducta que pueda evitar o por lo menos retardar la aparición de esta enfermedad?

-Es un tema importante. Hay estrategias farmacológicas frustradas por diversos aspectos. Sí es cierto que se ha avanzado mucho en el diagnóstico precoz. Se han desarrollado diversos biomarcadores y pruebas de neuroimagen funcional que sirven para diagnosticar antes de que los síntomas se desarrollen. En ausencia de fármacos, en las estrategias para controlar los factores de riesgo es fundamental mantener el control del riesgo vascular y ahí el papel de los hábitos saludables es fundamental.

-A la hora de afrontar un problema así, se entiende que la actitud de los familiares cercanos tiene una importancia capital.

-El papel de la familia es fundamental. El Alzheimer es una enfermedad familiar. La familia es fundamental desde el diagnóstico. Es habitual cierta actitud de negación al principio, pero el relato de los familiares es fundamental para los diagnósticos. Además, la mayor parte de los cuidadores son miembros de la familia. La actitud es clave, pero mi sensación es que ahora el familiar está muy receptivo a aprender que es lo que está sucediendo. Paciente y familia informados tienen mucho ganado a la hora de como atender y como sobrellevar este trastorno.

-También existe una corriente de protesta que habla del desamparo de los familiares. ¿Cómo se podría actuar?

-A nivel de consulta, creo que el papel de las asociaciones de enfermos es fundamental. En internet hay mucha información, pero no se puede encontrar todo. Las asociaciones tienen un papel activador muy importante.