En el Concello de O Grove los hosteleros, comerciantes, vecinos y políticos miran de reojo, y con cierta desconfianza, las obras que se llevan a cabo en la Autovía do Salnés, entre Curro y Sanxenxo. Esto es así porque existe preocupación por el efecto que los trabajos de asfaltado, las inevitables retenciones y los desvíos del tráfico puedan tener en la próxima Festa do Marisco, del 3 al 13 de octubre.
En la Consellería de Infraestructuras e Mobilidade ya anunciaron hace días, a través de FARO DE VIGO, que buscarán el modo de coordinar o planificar las labores de asfaltado de la vía de alta capacidad para causar los menores trastornos posibles.
Pero en el ejecutivo local siguen sin fiarse. Y sobre todo el alcalde, el socialista José Cacabelos Rico, quien indica que "nadie se dirigió a nosotros desde la Xunta para darnos explicaciones sobre estas obras o trata de buscar soluciones o alternativas conjuntamente".
En cualquier caso, esto no le sorprende en exceso, ya que, a su juicio, "para la Xunta somos como el famoso triángulo de las Bermudas; por eso no invierte en O Grove y todo empieza y termina en Sanxenxo".
El desdoblamiento
Cuando se pronuncia de este modo no se refiere solo a estas obras en la Autovía do Salnés, sino que también critica con dureza que "la Xunta sigue sin acometer el desdoblamiento de la vía rápida hasta A Lanzada, a pesar del caos que se produce cada verano".
Pero aún hay más, porque "en la Xunta todavía no convocaron la reunión técnica para planificar el anteproyecto del centro de salud que tanto necesitamos en el pueblo, como tampoco afrontaron el acondicionamiento de la explanada O Corgo, que se encuentra en un estado pésimo y remodelaríamos nosotros si accedieran de una vez a la desafectación de los terrenos". Termina lamentando que "tampoco hay respuesta sobre nuestra petición de ayuda para le GES, no acceden al convenio para Luis A. Mestre y Teniente Domínguez y no dialogan para reconducir la EDAR".
