Bruno Padín Portela: "La traición no deja de ser una especie de maldición que caracteriza a España"
"Con el problema catalán sin resolver y algunos políticos siendo juzgados en Madrid, este libro es de mucha actualidad"

Bruno Padín Portela: "La traición no deja de ser una especie de maldición que caracteriza a España"
O Grove
El historiador grovense Bruno Padín Portela lanza "La traición en la Historia de España", su primer libro, en el que analiza lo que considera "uno de los temas más controvertidos del pasado español". El viernes a las 19.30 horas lo presentará en la Sala das Cunchas del consistorio meco, acompañado de José Carlos Bermejo Barrera, catedrático de historia antigua de la Universidade de Santiago, y el 4 de julio hará lo propio en la Casa de Galicia (Madrid).
-Qué siente un joven como usted cuando completa un trabajo tan importante?

Bruno Padín Portela: "La traición no deja de ser una especie de maldición que caracteriza a España"
-La verdad es que tengo 27 años y siempre es alentador, sobre todo en el momento actual, que una de las editoriales de más prestigio a nivel español en el ámbito de las humanidades esté dispuesta a publicar libros de gente joven. Lo cierto es que estoy muy agradecido a la editora Akal, con más de 40 años de experiencia, por haber confiado en mi y en este libro.
-Qué trata de transmitir con esta publicación?
-Considero que es un libro de interés porque es original; el primero que trata esta cuestión en el ámbito español. Abarca más de dos mil años de historia, desde la Antigüedad hasta el reinado de Fernando VII, por lo que ofrece una panorámica muy amplia sobre la traición, que no deja de ser una especie de maldición que caracteriza a España. Además, si tenemos en cuenta la situación que estamos viviendo, con el problema catalán sin resolver y algunos de sus representantes políticos más importantes siendo juzgados en Madrid, es de mucha actualidad.
-Es, queda claro, un libro que habla de traiciones a lo largo de la historia... ¿Pero que considera usted un traidor?
-Un traidor, en principio, es alguien que comete una traición. La respuesta se puede complicar un poco porque hay que tener en cuenta las épocas y los códigos legales que rigen esas épocas y dónde se tipifica qué es la traición, pero lo fundamental para ser considerado un traidor es faltar al juramento de fidelidad a los monarcas. Si el infante don Carlos, hijo del rey Felipe II, debe lealtad a su padre y se alía con unos rebeldes flamencos para usurparle el trono, pasa a ser acusado directamente de alta traición. Este delito suele asociarse con uno de los actos más graves en contra de la Corona, y no en vano don Carlos murió solo, en una celda, con apenas 23 años.
-Por ejemplo, ¿cuáles son, a su juicio, los traidores más importantes de la historia de España?
-Los judíos. A ellos se les culpa, sin motivo, de haber ayudado a los musulmanes a invadir España en el año 711. Este mito de los judíos como sempiternos traidores funcionó muy bien en el campo de la ideología política y religiosa. La animadversión a lo judío y la creencia de que realmente eran los culpables de todo lo malo era útil en dos sentidos: en primer lugar porque no hace falta que sea cierto, ya que todos los instrumentos necesarios para concebir, extender y refutar dicha idea los posee la sociedad cristiana, y en segundo lugar porque favorece que en el imaginario colectivo se sostenga el tópico según el cual los judíos siempre traman algo en contra de los cristianos, son el chivo expiatorio.
-Y en Galicia? ¿También hay casos de traición?
-El papel que juega la traición en las historias nacionalistas de Galicia, País Vasco y Cataluña es completamente diferente al que juega en la historia nacionalista española. En este último caso tiene gran importancia, tal y como se aprecia en la "pérdida de España", en la figura del Cid Campeador, en la guerra de las comunidades de Castilla contra el Rey Carlos I o las traiciones que sufre Felipe II de manos de su hijo y de su secretario Antonio Pérez, por poner solo algunos ejemplos que aparecen en el libro. En cambio, en los casos de Galicia, el País Vasco y Cataluña la relevancia de la traición pasa a un segundo plano.
-Por qué?
-Porque el protagonismo absoluto lo tiene el enemigo externo, es decir España, que va a identificarse con una especie de ente autoritario responsable del atraso económico, político y cultural del que serían víctimas Galicia, Cataluña y el País Vasco. Es un esquema recurrente porque los nacionalismos suelen necesitar un enemigo al que enfrentarse. Si el enemigo desaparece, habrían cumplido su destino histórico y el nacionalismo político como impulsor de ese cambio carecería de sentido, pues ya habría cumplido su misión.
-Puede decirse que la traición es históricamente uno de los sellos de identidad de España?
-Tiene un papel esencial en el proceso de construcción de la identidad nacional española. Personajes como el Cid Campeador, que guerreó del lado musulmán y cristiano, terminaron siendo considerados héroes nacionales. El Cid sufrió dos destierros de su rey, Alfonso VI, siendo acusado en el segundo de ellos como un traidor. Sin embargo, en los manuales escolares del siglo XIX se estudiaban las virtudes que encarnaba, no solo el Cid, sino también Viriato y Sertorio, otros dos protagonistas del libro que mueren asesinados a manos de sus más estrechos colaboradores mientras luchaban contra las legiones romanas en la época antigua.
-O lo que es lo mismo, que perduran los valores pero se olvidan las traiciones...
-Se ensalzan valores como el coraje, la valentía o la defensa de las esencias españolas, y las sucesivas generaciones de estudiantes desde el XIX tuvieron la obligación, no solo de conocerlos, sino también de ponerlos en práctica para convertirse así en buenos españoles.
-Y en su libro se encarga, precisamente, de refrescar la memoria de aquellos que olvidaron las traiciones.
-La conclusión clave del libro podría ser la necesidad de leer la historia con espíritu crítico. Tratar de liberarla de aquellos símbolos y mitos que solamente contribuyen a ofrecer una visión deformada y manipulada de lo que realmente pasó. En este extremo la labor del historiador se revela fundamental, ya que debe evitar las pasiones que temas tan candentes y polémicos como el de la traición levantan, y limitarse en la medida de sus posibilidades a desentrañar un relato que tiende a servir en demasiadas ocasiones a diversos intereses, tanto ideológicos como políticos.
-Por cierto, que se ha olvidado usted de mencionar las posibles traiciones en el Ayuntamiento de O Grove...
-(Risas) La verdad es que no recojo ninguna en este libro, pero no cabe duda de que eso me podría dar para escribir otro.