Cuando una persona comienza a sufrir los síntomas de la sensibilidad química múltiple (SQM) debe afrontar un doble drama. Por un lado, el inherente a una dolencia muy incapacitante y que dificulta mucho hacer vida social a quien la padece; y, en segundo lugar, porque lograr una declaración de incapacidad laboral es a menudo una mezcla entre una carrera de fondo y otra de obstáculos. "Hay médicos de cabecera que todavía desconocen lo que es la sensibilidad química múltiple, por lo que hay multitud de pacientes que no están diagnosticados", afirma José Fernández, un andaluz de 52 años que durante la última semana hizo el Camino de Santiago para dar a conocer en la sociedad la SQM, y que ayer estuvo acompañado por una delegación de Cambados.

José Fernández hizo el camino a pie desde Sarria (a 115 kilómetros de Santiago, por lo que ha obtenido la "Compostela") y durante todas las etapas estuvo acompañado por personas que sufren SQM, una dolencia que se caracteriza por las severas reacciones adversas que la persona sufre con solo tocar u oler multitud de productos químicos. También acudieron pacientes de fibromialgia, fatiga crónica o electrosensibilidad, unas dolencias emergentes y aún poco conocidas, que se cree que tienen su origen en el sistema nervioso central.

El proyecto se denomina "El Camino de los Centinelas", y durante la jornada de ayer, José Fernández estuvo acompañado por varios vecinos de Cambados. Entre ellos se encuentra María Costa, una procuradora habilitada diagnosticada con SQM, su hermana Olga, que es presidenta del Refugio de Animales de Cambados, o la alcaldesa de esta localidad, Fátima Abal.

Salieron temprano del Monte do Gozo, y llegaron hacia mediodía a la plaza del Obradoiro, donde fueron recibidos por la conselleira de Política Social, Fabiola García.

La Seguridad Social

José Fernández se muestra muy satisfecho con la actividad, "porque hemos conseguido nuestro principal objetivo, que era visibilizar esta enfermedad entre la sociedad". Preguntado por la necesidad más urgente en el día a día de quienes tienes sensibilidad química múltiple, el peregrino andaluz afirma que "lo más urgente es que se forme sobre esta enfermedad a los médicos de cabecera. Estos días nos encontramos con dos mujeres diagnosticadas con fibromialgia, pero cuyos síntomas coincidían completamente con los del SQM".

Esta falta de diagnósticos también genera un inconveniente a nivel administrativo, pues la dolencia todavía no está reconocida como tal por la Organización Mundial de la Salud, y la Seguridad Social acostumbra a ser muy reacia a dar incapacidades permanentes, pese a que los enfermos no pueden estar expuestos o en contacto con productos químicos.

Aunque en este sentido ya se empiezan a ver avances, según María Costa. "En Galicia ya hay personas diagnosticadas de SQM que han logrado la incapacidad permanente, pero han tenido que acudir a los juzgados". "Incluso ya hay un caso de un funcionario de Ourense al que le reconocen que contrajo la enfermedad en su puesto de trabajo", añade Costa.

Una vez que los peregrinos llegaron a la meta, se leyeron unos comunicados y dejaron en la plaza unos zapatos, unas plantas y unas mascarillas. El calzado quedó en homenaje, "a los que no pudieron venir porque ya no pueden salir de casa por culpa de su enfermedad", explica Costa. La planta quería simbolizar que es imprescindible cuidar el medio ambiente, "porque nuestra enfermedad está causada en gran medida por el abuso de los productos químicos y el deterioro de la naturaleza". Y, finalmente, las mascarillas se han convertido en uno de los símbolos de esta dolencia, dado que muchas personas ya no se pueden separar de ellas.