Galicia es una potencia mundial incuestionable en cuanto a producción de mejillón, sin duda gracias a la riqueza fitoplanctónica de sus rías. Esto permitió a los bateeiros, a pesar del bajo precio del producto en los puertos, ingresar 2.168 millones de euros durante las dos últimas décadas, después de comercializar casi cinco millones de toneladas.
Las 278.693 toneladas y los 128 millones de euros del año pasado, cabe reiterar, constituyen el tercer mejor resultado de las dos últimas décadas en cuanto a volumen descargado y el quinto mejor registro en lo que respeta a ingresos.
Solo en 2004 (292.000 toneladas) y 2006 (299.000 toneladas) se cultivó más mejillón que en 2018 -tomando siempre como referencia lo sucedido en las dos últimas décadas-; un ejercicio cuya facturación únicamente superaron 2001 y 2002, con sendos balances de 132 millones de euros, 2004, cuando se alcanzaron los 141 millones y 2006, con 137 millones de euros.
Los años más difíciles desde el punto de vista económico fueron 2008, 2009, 2010 y 2013, que tras marcar precios medios de apenas cuarenta céntimos por kilo se quedaron en 84, 89, 87 y 74 millones de euros, respectivamente.
Pero en 2018 la ausencia de episodios prolongados de cierres de bateas a causa de biotoxinas marinas, el buen rendimiento en vianda que presentó el molusco y la creciente demanda del mismo desde mercados como el italiano resultaron determinantes para afianzar al sector y alcanzar los 128 millones de euros referenciados, que también superaron claramente los 97 millones ingresados en el año 2000, los 98 millones de 2005 y de 2007, los 94 millones facturados en 2012 y los 99 millones de euros con los que se cerró 2014.
Ni que decir tiene que con estas y otras cifras en la mano, todas ellas de carácter oficial y aportadas por la Consellería do Mar, queda patente que el mejillón es la estrella absoluta de la producción acuícola gallega.
Prueba de ello es que el conjunto de la acuicultura generó el año pasado en la comunidad autónoma 215 millones de euros por la venta de 289.773 toneladas de producto. Esto es tanto como decir que el "oro negro" de batea representa el 60% de la facturación y el 96% del volumen absoluto.
Los porcentajes restantes, en lo que a bivalvos de acuicultura se refiere, se limitan a almeja babosa, con 247 toneladas y casi tres millones de euros; fina, 144 toneladas y cuatro millones de euros; almeja japónica, un millar de toneladas y diez millones de euros; berberecho, 349 toneladas y 1,5 millones de euros; ostra plana, que generó 1,8 millones de euros tras la venta de 325 toneladas; ostra rizada, con 976.000 euros y 428 toneladas; y volandeira, que generó 6.160 euros por el cultivo de 1.140 kilos.
Rodaballo
Entre las demás especies acuícolas puede destacarse la familia de los peces, con 65 millones de euros facturados y 8.475 toneladas vendidas.
La mayor parte corresponde al rodaballo, capaz de generar algo más de 59 millones de euros después de la comercialización de 8.000 toneladas, dejando la testimonial cantidad restante a lenguado y besugo.
La producción de gasterópodos de acuicultura se limita a 2.685 kilos de oreja de mar (184.000 euros); mientras que la de cefalópodos se concentra en 842 kilos de pulpo (9.812 euros).
Marca el ritmo
En definitiva, que el mejillón vuelve a marcar el ritmo en Galicia, y muy especialmente en las Rías Baixas. Baste recordar que la provincia marítima de Vilagarcía, con los distritos de Ribeira, A Pobra, Vilagarcía, O Grove y Cambados, alcanzó el año pasado las 194.000 toneladas de este molusco, lo cual generó 87 millones de euros.
La de Vigo, con el distrito marítimo vigués y los de Portonovo, Redondela, Baiona, Bueu y Cangas, alcanzó las 65.336 toneladas y los 32 millones de euros; mientras que la provincia marítima de A Coruña, en la que se sitúan las rías de Ares-Betanzos y Muros-Noia, rozó las 20.000 toneladas y superó los nueve millones de euros.
Como casi siempre, el mayor volumen de descargas y ventas se realizó entre agosto y noviembre, cuando se desarrolla la parte fuerte de las campañas de Italia y del sector conservero.
En agosto del año pasado se descargaron 33.170 toneladas de mejillón, fueron 3.000 más en septiembre, se alcanzaron las 39.121 toneladas en octubre y se despacharon más de 33.000 en noviembre.
Los meses más flojos fueron los de primavera, cuando el mejillón está delgado. Además, como sucede actualmente, suele interrumpirse la extracción porque los episodios tóxicos obligan a cerrar las bateas.
