-El Premio Lola Torres distingue a cocineros y restaurantes que, como usted, mantienen vivas recetas tradicionales. Y O Grove, un pueblo que conoce bien, está considerado un paraíso del marisco donde ese tipo de cocina tiene enorme tirón...

-Así es. Conozco bien O Grove, y de hecho tengo dos hijos de esta bonita tierra que tienen un peso destacado en mi proyecto gastronómico.

-Al igual que conoce restaurantes como el Culler de Pau, en el que comió recientemente.

-(Risas) Y es fantástico. Javier Olleros (el chef con "estrella Michelin" del Culler de Pau) me ha dado la mejor comida que uno puede esperar; algo sensacional que mi paladar no olvidará nunca. Es una gozada cuando vas a una casa como la suya y te deja marcado de por vida con una cocina moderna que conserva las esencias del ayer; una cocina y un servicio de alta calidad.

-Otro local que usted "cató" y está considerado un templo gastronómico es el Solaina, donde por cierto, le ofrecen la cena de bienvenida (anoche).

-Así es. Me llevó un amigo y solo puedo decir que me fue un absoluto y muy satisfactorio descubrimiento; un restaurante con un gran servicio, una materia prima excelente y una forma de cocinar admirable.

-Encontrándose usted en esta villa sería imperdonable que se fuera sin saborear su producto estrella, el centollo... Le tienen preparado un menú sorpresa, pero podríamos adelantarle que esta noche (ayer para el lector) seguro que lo cata en el Solaina. ¿Qué le parece?

-El centollo de O Grove es el mejor del mundo. Es una joya gastronómica que personalmente situaría entre los quince mejores productos que conozco en todo el planeta. Es una maravilla, y desde luego hay que venir a Galicia para saborearlo y deleitar los sentidos comiendo un buen centollo de temporada. Eso es alcanzar el clímax gastronómico.