Las familias de María González y Alberto Chaves atraviesan momentos de dolor, angustia, rabia y desesperación. Quizás por ello el sepelio en el que se daba el último adiós a la pareja pontecesureña asesinada en Sri Lanka les prestó especial atención. Lo hizo, sobre todo, el arzobispo, Julián Barrio, quien dijo haber rezado por los dos jóvenes en cuanto se enteró de la noticia, como también, "de manera especial", por sus familiares, "porque nosotros no estamos preparados para afrontar la muerte de las personas a las que queremos".

Sabe que los allegados de las víctimas se harán muchas preguntas, y que incluso pueden dudar de su fe, "porque ante la muerte de un ser querido todo parece un mal sueño del que uno espera salir en cualquier amanecer". Y sabe también que "la muerte de las personas queridas lleva consigo parte de nuestras propias vidas", lo cual hace que toda tristeza por la pérdida de un allegado sea "sagrada".

Pero en "situaciones límite" como ésta, "la fe en Jesucristo resucitado puede aliviar la pérdida de los seres queridos y dar sentido a sus vidas y a sus muertes", proclamó el arzobispo.