Galicia es el último lugar de Europa donde quedan caballos salvajes, llamados también "bestas" o "garranos". Una singularidad cultural que no está sirviendo para protegerlos, ya que la cabaña es cada vez más exigua. Aunque las "rapas das bestas" o los "curros" se han convertido en un imán turístico de primer nivel -la fiesta de Sabucedo es de Interés Turístico Internacional-, aún son muchas las parroquias que miran con malos ojos este tipo de ganadería, sin que la Xunta haga demasiado porque ambas partes se entiendan. José Vidal afirma al respecto que "el caballo no debería desaparecer. Es un bien para todos. Limpia y cuida el monte, y es un patrimonio que solo queda en Galicia. Sería una pena perderlo".