El mismo viento de componente norte que en los últimos días contribuyó a avivar incendios como el de Rianxo sirvió para frenar el avance del episodio tóxico primaveral que se había originado a principios del mes pasado en las rías gallegas. Aunque el nivel de células puede repuntar en cualquier momento, sobre todo si regresan los vientos del sur, a estas alturas hay una treintena de polígonos bateeiros disponibles, permaneciendo 17 cerrados, como son los ocho de la ría de Pontevedra, los cuatro de Muros-Noia, cuatro de los doce existentes en Vigo y el de Baiona. La ría arousana, la más productiva y la que alberga el mayor número de bateas, está completamente "despejada".