Monte da Pena, la triste historia repetida
En la escuela de Rañó y otros lugares de Leiro vivieron noches de angustia como las de 2016
Rianxo
Hace menos de tres años las llamas arrasaban unas 35 hectáreas en el rianxeiro Monte da Pena, sobre todo en las parroquias de Isorna y Leiro. Desde el lunes estos lugares volvieron a ser pasto de las llamas, al igual que lo fueron las parroquias de Asados y Santa Columba de Rianxo. Y sucedió que esta vez ardieron tanto zonas que empezaban a recuperarse tras los fuegos acaecidos en agosto de 2016 como otras masas arbóreas plenamente consolidadas.
Esto es tanto como decir que algunas viviendas se vieron amenazadas tanto entonces como ahora, de ahí que los vecinos vivieran esta semana noches angustiosas como las de entonces.

Monte da Pena, la triste historia repetida
Al igual que se repitieron escenas en el entorno de la escuela de Rañó, en Leiro, que en 2016 estaba desocupada pero que esta vez tuvo que ser desalojada debido a la proximidad de las llamas. La imagen de los niños -algunos de ellos aterrorizados- saliendo a la carrera o en brazos de profesores, padres, equipos de emergencias y políticos presentes en la zona el martes por la mañana es, sin duda, algo que los rianxeiros no olvidarán fácilmente.
Lo cierto es que, tristemente, la historia se repite en Rianxo, y particularmente en el Monte da Pena, históricamente uno de los espacios naturales más castigados por la lacra de los incendios y la acción de los pirómanos.
En 2016 FARO DE VIGO explicaba que las llamas que "destruyeron bosque arbolado, sobre todo pinos, llegaron a amenazar a la población, que pasó la noche en vela tratando de colaborar con los equipos de extinción". Y el decano añadía: "El fuego se acercó, y mucho, a las viviendas, los huertos, granjas y todo tipo de inmuebles, incluida la escuela unitaria de Leiro".
Pues bien, esa misma información tiene plena vigencia ahora, ya que ha vuelto a suceder con el fuego declarado en la noche del lunes en el municipio vecino de Dodro.
La única diferencia, que no es poco, es que aquello que hace tres años se antojaba un desastre natural se convierte en una minucia si se compara con lo sucedido esta vez, cuando se perdieron un millar de hectáreas en Rianxo.
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