Langebaan es una ciudad en Sudáfrica, a 120 kilómetros de Ciudad del Cabo, donde la pasada semana tuvo lugar un acontecimiento deportivo de primer orden para el deporte arousano. Y es que allí, como integrante de la selección española de pesca deportiva, Rosa López Villar se proclamó campeona del mundo por equipos en la modalidad de mar-costa.

Un éxito sin precedentes que se ha convertido en un enorme mérito en su meteórica carrera como competidora. Asentada en Vilagarcía desde hace once años, fue precisamente en las rías arousanas donde comenzó su idilio con la caña de pescar. Rosa aún recuerda sus inicios, "fue hace como seis años. Empecé por libre y me aficioné muchísimo. Siempre conoces a alguien que también le gusta y que te puede llevar a pescar y así empezó todo".

Esa creciente pasión por la pesca en el mar le llevó a tomar la decisión de federarse y el club de pesca marítima O Isco se convirtió en su lugar de acogida. Hace poco más de dos años que inició su carrera y su ascensión ha sido a velocidad de vértigo.

Su continua presencia en diferentes campeonatos le llevó a subir muy rápido sus prestaciones. En 2017 en las playas de Fisterra y Laxe, en su primera participación en una cita nacional, Rosa mostró capacidades para acceder a la alta competición española, además de terminar la temporada con el título de campeona gallega en sus vitrinas. Por si fuera poco, el pasado junio su participación en el Campeonato de España en Valencia le sirvió para ser seleccionada para el Mundial que ha tenido lugar en Sudáfrica.

Durante cuatro jornadas de competición, además de un entrenamiento oficial previo, las seis pescadoras españolas mostraron una abrumadora superioridad entre un total de doce selecciones participantes. Allí, además de España, también estuvieron las mejores pescadoras de Portugal, Croacia, Inglaterra, Francia, Holanda, Alemania, Sudáfrica, Irlanda, Italia, Brasil y Namibia.

"Fueron cuatro horas de pesca diarias. Lo que se pesca es valorado rápido por los jueces y devuelto inmediatamente al mar. Está claro que el factor suerte influye mucho en un campeonato así de este nivel", apunta Rosa.

Profesora en el IES Miguel Ángel González Estévez, reconoce que muchos de sus ratos de ocio los pasa afinando sus capacidades en lugares como San Vicente o Montalvo. Su pasión por la pesca también encuentra bases sólidas en aspectos como "que te permite evadirte de todo. Mirar el mar, la luz en el agua, la relajación... Son momentos en los que te encuentras contigo misma y que disfrutas mucho".

Un buen hacer que le ha llevado a conseguir el logro mayor que existe en este deporte y que le lleva a asegurar que "todavía no soy muy consciente de lo que supone ser campeona del mundo por equipos. Llevo poco tiempo en la pesca y los que más llevan me ayudan a entender el mérito que tiene".