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El rebaño de vacas cachenas de la comunidad de montes controla la plaga de acacias en San Vicente

Los comuneros presumen del buen trabajo realizado por los animales en la parcela de Con da Hedra y sus alrededores

La zona en la que se resguardan en caso de mal tiempo. // Muñiz

Las vacas cachenas llegaron a O Grove para mantener el monte limpio y ayudar a los comuneros de San Vicente a obtener ingresos extra. Y parece que están cumpliendo con su misión, ya que no solo eliminan todo tipo de maleza, contribuyendo así a evitar incendios en la temporada estival, sino que también controlan el avance de especies invasoras como la acacia.

Por si fuera poco, la preciada carne de vaca cachena también ayuda a generar riqueza en la parroquia, tanto por su venta como por la organización de la fiesta anual de exaltación de la misma, que sirve igualmente para promocionar la parroquia desde un punto de vista turístico y gastronómico.

De todo ello presume la comunidad de montes vecinales en mano común de San Vicente de O Grove, presidida por Manuel Castro.

En los últimos días, por ejemplo, este colectivo difunde a través de las redes sociales imágenes en las que se aprecia el intenso trabajo que realizan las reses para acabar con la plaga de la acacia.

Funcionan como limpiadoras naturales, permitiendo de este modo una mejor gestión de los montes de la parroquia y evitando gastos en maquinaria a los comuneros.

No cabe duda, viendo su comportamiento en la parcela de Con da Hedra y otras cercanas, que las vacas cachenas, originarias del área montañosa de la zona de O Xurés (Ourense) y los montes limítrofes con el Parque Nacional de Peneda-Geres (Portugal), se han adaptado perfectamente al terreno desde su llegada, en marzo de 2013.

En gran medida, aunque se trata de una especie resistente, gracias también al esfuerzo de los comuneros que se ocupan de mimarlas, pues aunque viven en libertad sus cuidadores deben mantener en buen estado el espacio cubierto en el que se refugian las vacas en caso de mal tiempo, además de aportarles alimentación extra -sobre todo hierba, paja y espigas de maíz procedentes de diferentes fincas de la parroquia- y agua fresca.

Hace ya más de un lustro que llegaron las cinco primeras vacas cachenas a Con da Hedra. Y ahora son una veintena las reses disponibles, después de que se sacrificara un buen número de terneros para vender su sabrosa carne u organizar la degustación popular antes aludida.

Es por todo ello que los comuneros están encantados con el resultado de este proyecto impulsado en su momento por Manuel Ochoa y continuado después por Jesús Otero Pombo y el propio Manuel Castro.

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