Los niños del Becerra se hacen mayores al andar

Los padres ponen en marcha uno de los pocos "caminos seguros" de la comarca

Los padres acompañan uno de los grupos, ayer en Barrantes. // Noé Parga

Los padres acompañan uno de los grupos, ayer en Barrantes. // Noé Parga

Ribadumia

Poco antes de las nueve de la mañana, los niños forman dos grupos. Uno de ellos baja hacia el colegio Julia Becerra Malvar por la calle Mimosas; el otro, por Valle Inclán. Llevan unos petos fluorescentes de color amarillo que les cubren las mochilas, y en los cruces y pasos de peatones les espera un reducido grupo de padres para ayudarles a pasar. Son 12 en total, y se trata de los primeros niños del "Camiño Seguro" puesto en marcha el lunes pasado por la asociación de padres de alumnos (Anpa) del Becerra Malvar. Forman parte de un proyecto aún muy desconocido en O Salnés y que pretende, por un lado, reducir el número de coches que se concentran junto a los centros educativos a la entrada y la salida del colegio, y por el otro, fomentar la autonomía personal de los niños.

La presidenta de la Anpa, Gimena Barragán, hace un balance muy satisfactorio de esta primera semana de la experiencia. "El lunes eran tres niños, y el martes ya eran 12. La gente está llamando para preguntar, está interesada". Y apunta que a su hija, de nueve años, el "Camiño Seguro" le está sentando muy bien. "El lunes dijo que había sido un día muy especial para ella. Se siente mucho más autónoma. Tanto que ya me ha pedido una llave de casa". Esta es una de las claves de los "Camiños Seguros", que ayudan a los niños a sentirse mayores.

Los niños del Becerra se hacen mayores al andar

Los niños del Becerra se hacen mayores al andar

El colegio Rosalía de Castro, de O Grove, es el que lleva más avanzado su proyecto, hasta el extremo de que los niños ya van prácticamente solos al colegio. Eso sí, cuentan con el apoyo de la Policía Local y de una serie de comercios y negocios locales, que se identifican con una pegatina en sus escaparates. Se trata de locales que abren temprano, y a los que pueden acudir los niños si tienen cualquier problema. "Si a un niño le empieza a doler la barriga o se da cuenta de que le falta un libro, puede entrar en uno de esos comercios y pedir que llamen desde allí a sus padres", cuenta Gimena Barragán, que vio la experiencia de O Grove de primera mano, en una visita en la que participaron la concejala Ángeles Domínguez y la agente de la Policía Local, Ana Peña.

El proyecto de Ribadumia surgió también como respuesta a un viejo problema del Julia Becerra Malvar, un centro con medio millar de alumnos, desde Infantil hasta el primer tramo de Secundaria. Y está relacionado con la seguridad vial. En el entorno del colegio no hay un espacio específico para los autobuses, por lo que éstos tienen que entrar en el recinto. Además, son muchos los padres que llevan a sus hijos al colegio en coche. El resultado es que a menudo se genera un embotellamiento importante en la zona, con el consiguiente riesgo de accidente o atropello.

Los niños del Becerra se hacen mayores al andar

Los niños del Becerra se hacen mayores al andar

Fue Enrique Oubiña, concejal del tripartito de Ribadumia, quien se dirigió a la Anpa para plantearles la posibilidad de poner en marcha el "Camiño Seguro", pensando en que si la idea cuajaba, con el tiempo habría menos coches en el entorno del recinto escolar.

Una representación de la directiva acudió a una charla a Pontevedra, y quedaron encandilados. El siguiente paso fue el de ver la experiencia de O Grove, y el balance también fue positivo. Así que se animaron a crear su "Camiño Seguro". El Ayuntamiento de Ribadumia les echó una mano comprándoles unos chalecos y unos petos reflectantes, y los padres crearon un grupo de WhatsApp, a través del cual se comunican durante el itinerario de los niños. Así, los padres van comunicando que los grupos han pasado por el cruce donde están ellos y el número de integrantes de los mismos. Un padre, ya en el colegio, se encarga de comprobar que han llegado todos los niños.

El "Camiño Seguro" empezó a funcionar el lunes, y Gimena Barragán afirma que "nos gustaría tener más niños, y más padres". En este sentido, hacen un llamamiento a la comunidad escolar, pues para formar parte de la experiencia no es necesario ser socio de la Anpa. La iniciativa está pensada para niños a partir de tercer curso de Primaria (ocho años), si bien en Ribadumia también pueden ir los de menor edad que tengan hermanos mayores. Eso sí, en esos grupos va también algún adulto, para no dejar en los niños la responsabilidad de la custodia de los benjamines.

El proyecto ha nacido en Ribadumia como "prueba piloto", pero desde la Anpa confían en que termine arraigando.

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