La rehabilitación de la iglesia de Caleiro acaba con sus problemas de humedades

Parte de los ingresos que genera la parroquia se destinan a reparar un templo de origen románico -Una comisión vecinal impulsó las obras ante el declive del inmueble

La iglesia de Caleiro está siendo sometida a nuevas obras para acabar con la humedad. // Noé Parga

La iglesia de Caleiro está siendo sometida a nuevas obras para acabar con la humedad. // Noé Parga

Caleiro

Estuvo muy cerca de convertirse en una ruina, pero los vecinos de la parroquia de Caleiro, en Vilanova de Arousa, se negaron a ver como su iglesia se consumía. Un año después de conseguir reabrir sus puertas tras una profunda remodelación, el templo todavía continúa con obras tendentes a consolidar todo lo que se hizo, logrando que la iglesia volviese a acoger oficios religiosos dos décadas después de que cerrase sus puertas.

El grueso de la rehabilitación hace más de un año que se acabó, pero todavía quedan pendientes muchas cosas que hacer, como la que se está realizando en estos momentos, consistente en encintar toda la fachada sur para evitar las filtraciones de agua y acabar con las humedades que se generan en el interior. Benito Leiro, uno de los vecinos que impulsó la comisión que salvó el templo de Santa María de Caleiro, reconoce que las obras "forman parte de la restauración que hemos planificado, en este caso se trabaja en el encintado de toda la zona sur porque la erosión y el agua han acabado provocando filtraciones, por eso estamos utilizando un producto aislante".

La comisión vecinal fue la que consiguió el grueso de los fondos para rehabilitar el edificio de la iglesia de Caleiro, pero ahora, para continuar con las pequeñas actuaciones que quedan pendientes, los fondos se sacan de la propia iglesia, ya que los ingresos que generan los cepillos un domingo al mes se destinan para rehabilitar el templo.

Leiro apunta que la iglesia, en estos momentos, "se encuentra pletórica, nada que ver con lo que ocurría hace tres o cuatro años, que amenazaba con convertirse en una ruina; ahora da gusto entrar en su interior, pero todavía nos quedan pequeños detalles que se deben mejorar, es como una casa, nunca se acaban las obras".

La rehabilitación supuso un importante esfuerzo para la comisión vecinal, que consiguió la mayor parte de los 140.000 euros que costó evitar que la iglesia se convirtiese en una ruina. De hecho, la comisión comenzó el proyecto de rehabilitación con la intención de reparar tan solo el tejado, pero al darse cuenta de que las necesidades eran muchas más, decidió seguir adelante. La inauguración fue el 7 de abril de 2017 y contó con la presencia del arzobispo de Santiago, Julián Barrio. Desde entonces, el templo no ha vuelto a cerrar sus puertas, ya que gran parte de los oficios religiosos se celebran en él, mientras el centro parroquial se dedica a eventos en los que el número de participantes excede la capacidad de esta joya del Románico.

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