Sálvora y su archipiélago suenan a pasado. Recuerdan trágicos naufragios, pero también evocan momentos históricos y permiten entender lo dura que fue la vida para muchas generaciones. Pero este espacio insular que preside la boca de la ría de Arousa y pertenece al Concello de Ribeira es también futuro, ya que se ha convertido en algo así como un gran museo viviente donde descubrir nuevas sensaciones.

Y más futuro que tendrá, ya que además de formar parte del Parque Nacional Illas Atlánticas se ha convertido en Bien de Interés Cultural (BIC) de Galicia.

De este modo, independientemente de que sean necesarias acciones concretas de rehabilitación y proyección, parecen preservarse su pazo, su capilla, su faro o su cruceiro. Al igual que los hórreos, la emblemática fuente, el lavadero, la vieja aldea y, en definitiva, todos y cada uno de los elementos que, a modo de obras de arte, integran este singular museo.

Puede recordarse, aunque ya se explicó en otras ocasiones, que el pazo es una antigua fábrica de salazón muy próxima al mar que en 2009 y 2010 fue reformado. Es un inmueble compuesto por tres naves, aunque dos de ellas constituyen un único espacio.

La capilla es una antigua taberna que en 1960 -al tiempo que la fábrica salazonera se convertía en pazo- empezó a utilizarse para rendir culto a Santa Catalina.

También destaca en este BIC, que lo es en la categoría de "paisaje cultural", el crucero de piedra, "localizado en una elevación pétrea próxima a la capilla e inmediata al camino que lleva a la aldea, está formado por un pedestal cúbico de granito".

Igual de importantes son el monumento a la sirena, una escultura de granito de tres piezas situada en la orilla de la playa, o el pozo del pazo, que abastecía de agua al antiguo almacén.

Junto a tales elementos, la "Mesa de la Marquesa", un conjunto de mesa y bancos de piedra con vistas a la ensenada; como también el ahora ruinoso molino situado al sur de la isla, de una sola muela, planta rectangular y tejado a dos aguas.

El camino que da acceso al faro desde el muelle de la isla y el propio puerto, que se encuentra en la parte más antigua de Sálvora también son relevantes.

Como lo son los restos de una cruz de mármol blanco -fue destruida por un temporal- colocada en memoria de Carlos Verdier Escobar, víctima del naufragio del vapor "Santa Isabel"; o los restos de los lavaderos del faro, "formados a partir de piedras existentes en el lugar y otras añadidas con el objeto de crear pilas donde se acumula el agua".

En el BIC Archipiélago de Sálvora también juegan un papel significativo un corral de cabras, la fuente de Santa Catalina, los restos de una telleira,telleira el puente construido para acceder a ella sorteando un arroyo, el molino de esa vieja fábrica, el camino que lleva a la aldea y las ruinosas viviendas que la conforman, cada una de ellas con una historia que contar, al igual que sucede cuando se identifican los siete hórreos catalogados en la isla.

La plaza de esa misma aldea, las cuadras y muchos elementos más enriquecen el BIC del archipiélago y su isla principal, donde las prospecciones realizadas "evidencian que los indicios más antiguos se remontan a la prehistoria, probablemente al Calcolítico o comienzos de la Edad del Bronce".