-Después de casi 25 años fuera de Vilagarcía, ¿qué recuerdos le vienen de su infancia?

-Buenos y malos recuerdos. El olor del mar lo echo mucho de menos. La playa, pese a no ser una verdadera playa te das un paseo, la lluvia… Echas de menos muchas cosas, pero también te das cuenta que en otros sitios hay muchas cosas mejores que deberíamos importar. Aquí la vida es más relajada, pero por otro lado aprecio la vida diaria de Nottingham. Aquí hay más vida nocturna. Los horarios también son mejores que los de allá, sobre todo para la vida familiar porque a las cinco todas las familias están juntas en casa y se convive mucho más tiempo con ellos Aquí hay muchos padres que apenas pueden ver a sus hijos si ese día trabajan. Se echa de menos la luz, el fútbol… También me acuerdo de la época de las descargas de tabaco y la llegada de la droga. Hay cosas que también recuerdas y no eran tan buenas.

-¿Cómo ve la ciudad?

-La veo un pelín peor que otras veces que he estado. Hubo un tiempo en que Vilagarcía parecía que florecía en infraestructuras, carreteras, edificios…, pero ahora hay muchos comercios cerrados, edificios que me parecían fantásticos ahora los veo como poco cuidados. También es verdad que vuelves y la gente de tu generación se ha ido porque aquí no hay trabajo y tu ubicación es otra. Mis mejores amigos de la infancia están todos fuera porque no han tenido la posibilidad de desarrollarse laboralmente aquí. Siempre es bonito volver por los recuerdos que tienes, por ver a mis padres... pero es cierto que no ves todo aquello que encuentras en lo que las ciudades como son las oportunidades laborales o un tejido industrial establecido y en progreso.