La Consellería de Educación y el Ayuntamiento de O Grove llegaron ayer a un acuerdo para dotar al colegio Rosalía de Castro de un comedor el próximo curso. En la reunión estuvieron presentes el jefe territorial de Educación, César Pérez Ares; el alcalde meco, José Antonio Cacabelos; la directora del centro, Elena López; y los responsables de los equipos de Inspección y de la Unidad Técnica de la jefatura territorial.

Según explican desde Educación, el objetivo "a medio-largo plazo" es demoler las viviendas de profesores del colegio para construir un comedor y un gimnasio. Esta obra "se realizará una vez que termine el trabajo de desocupación de las viviendas; dos de ellas aún ocupadas", explicó Pérez Ares. Mientras no se lleve a cabo la nueva obra se mantendrán en las casas de los maestros el aula actual y el local de la Anpa.

Según explican desde la jefatura, el Concello se comprometió a hacer llegar a la Xunta un informe de la Policía Local con el objetivo de "saber os derechos adquiridos por las personas que todavía siguen utilizando estas dos viviendas".

Mientras no se derriben las casas y no se pueda construir ahí el comedor, los niños almorzarán temporalmente en un módulo prefabricado a instalar en el patio del colegio "como los que ya existen en varios centros de la provincia para dar servicio a las familias", dijo César Pérez Ares, quien recordó que "la solicitud de este servicio de comedor ya fuera presentado por el equipo directivo y el anterior gobierno local de Miguel Pérez ante la jefatura territorial".

El Concello grovense, ahora gobernado por el socialista José Cacabelos, colaborará económicamente tanto en la dotación del módulo como en la obra de las casas de los profesores a través de la firma de n convenio de colaboración.

"El máximo interés de ambas administraciones es que este comedor esté listo para el próximo curso y vamos a trabajar para conseguirlo aunque los plazos estén ajustados", admitió el jefe territorial de la Consellería de Educación.

Los comedores escolares son servicios muy demandados en los colegios porque ayudan a los padres en la complicada tarea de conciliar vida laboral y familiar. De hecho en Vilagarcía acaba de estrenarse uno en el CEIP O Piñeiriño y hace algo más de un año se hicieron obras en el de Carril para ampliar las plazas.