El presidente de los cazadores de Meaño, Rafael Otero, afirmó ayer que "abandonar un perro es de desalmados. El que hace eso es que no le tiene aprecio a nadie". El día anterior, la presidenta de la Protectora de Cambados, Olga Costa, afirmó que en los últimos meses se ha intensificado el abandono de perros de razas de caza.

Otero no niega que esta práctica pueda suceder, pero considera que "son casos muy puntuales". "Abandonar un perro es totalmente condenable, los perros son un ser vivo más". Añade que en los terrenos correspondientes a Meaño, "no conozco ningún caso de abandono", si bien reconoce que hay gente que deja los perros en las proximidades de la CAAN de Armenteira. "Quizás piensan que se los van a recoger, pero los animales escapan y después andan deambulando por el monte".

El presidente de esta sociedad de caza plantea que en su caso particular y en el de sus compañeros de cuadrilla incluso compraron collares con un localizador por GPS para los animales que participan en las batidas de zorro o jabalí. "Y si no llevan ese collar llevan otro con el número de teléfono".

La controversia sobre el abandono de canes de razas utilizadas en actividades cinegéticas, como los beagle o los podencos, es antigua. En más de una ocasión, las protectoras acusaron a algunos cazadores de dejar a su suerte a algunos de sus perros al finalizar las temporadas de caza. Costa afirmó, por ejemplo, que el 85 por ciento de los animales que tienen en el refugio son de razas de caza. Según ella, desde noviembre pasado recogieron 16 animales de estas características, y casi todos carecían de microchip identificador.

Otero cree que se trata de comportamientos aislados, y considera que podría deberse al afán de algunos aficionados de tener más perros de los que puede mantener. Él, en su caso particular, cuenta con más de una decena, pero explica que necesita tantos porque también participa en batidas de zorro o jabalí. "Pero para alguien que vaya solo al conejo con entre tres y cinco perros ya tiene de sobra".