Miguel Ángel Pérez García ya presentó su dimisión como miembro de la Corporación Municipal de O Grove. Su puesto será ocupado por el número cinco en la lista del PP en las elecciones de mayo de 2015, Fernando Manuel Meis García.

El primero fue alcalde de la localidad meca entre 2003 y 2007, y de nuevo desde 2011 hasta 2015, en ambos casos sin mayoría absoluta, que siempre fue "misión imposible" en la localidad.

Esta circunstancia, unida a su paso por la oposición, le permiten acumular nada menos que 22 años de su viuda como miembro de la Corporación, siendo en la actualidad, y hasta que en el próximo pleno se cumpla el formalismo de aceptación de su renuncia, el miembro más veterano de la misma.

El verdadero artífice del Museo de la Pesca y la Salazón de Punta Moreiras, además de impulsor del "embellecimiento" del centro urbano, presentó oficialmente su dimisión por Registro de Entrada en la jornada de ayer haciendo constar, como se hace habitualmente en estos casos, que se va "por motivos de carácter personal"; aunque durante tanto tiempo como edil atravesó momentos ciertamente difíciles que siempre afrontó y superó, incluso cuando lo más fácil y cómodo para él habría sido desaparecer de la escena política.

En realidad se va porque su proyecto estaba agotado, porque se encontraba políticamente cansado, porque tuvo que asumir algunas culpas y/o responsabilidades que en realidad no eran cosa suya, pero lo desmotivaron, y se va porque así lo había pedido y pactado con su formación política.

Estaba "cantado" desde que perdió los pasados comicios y su partido sufrió un serio batacazo electoral. La redacción del Pan Xeral de Ordenación Municipal (PXOM) durante el pasado mandato, y sobre todo el hecho de que tratara de sacarlo adelante justo antes de la cita con las urnas, después de haberse creado una buena cantidad de "enemistades", le restaron popularidad e hicieron que los conservadores perdieran cuatro de sus ocho actas de concejal.

Una caída brutal -unos mil votos- en la que, por cierto, también tuvieron mucho que ver los semáforos de velocidad y el proyecto del Centro de Interpretación de la Carpintería de Ribera (Cicri), relegando a un segundo plano otros proyectos que sí fueron importantes para el pueblo y tuvieron aceptación entre los mecos.

Pero en política los errores también se pagan, y Miguel Pérez lo sabe. De ahí que tomara la decisión de irse; en realidad ya le costó presentarse a las elecciones.

Pero tras perder la Alcaldía no iba a marcharse inmediatamente, por mucho que algunos quisieran "enterrarlo vivo" y anunciaran que ni siquiera iba a tomar posesión como miembro de la oposición. Pérez no se esconde -tampoco lo hizo esta vez- y siempre fue un hombre de partido, de ahí que antes de abandonar el barco quisiera esperar a que la formación se reorganizara y enderezara el rumbo.

De ahí que renunciara al cargo de presidente de la agrupación local, forzando así la apertura de un proceso de renovación interna y a la convocatoria de un congreso; aquel que tuvo lugar en marzo y llevó a los barones populares a nivel provincial y autonómica a colocar en su puesto a la hostelera Beatriz Castro.

Una vez superado el "trance" era cuestión de tiempo -poco- que Miguel Pérez formalizara su renuncia. Esperó un tiempo más, para que la nueva maquinaria de partido se pusiera de nuevo en movimiento, e incluso participó desde el congreso en la toma de algunas decisiones -las justas-, ejerciendo en su cargo de portavoz del grupo municipal cuando hace días presento una moción exigiendo una nueva exposición pública del PXOM.

Ironías del destino, el mismo documento urbanístico que contribuyó a cavar la tumba política de Miguel Ángel Pérez García es el que ha protagonizado su última iniciativa política pública como concejal electo del Partido Popular de Galicia en O Grove.