Independientemente de los controles efectuados para garantizar la calidad y diferenciación del molusco susceptible de portar la etiqueta Mexillón de Galicia, todo el producto de las bateas está sometido a otro tipo de inspecciones que avalan su seguridad alimentaria.

Se ejecutan a través de "un extenso entramado de centros oficiales de investigación alrededor del mejillón" con el que se fijan "parámetros de seguridad y garantía que diferencian a Galicia de otras zonas productoras del mundo", explican en el Consello Regulador.

Se refieren, por ejemplo, al Laboratorio Europeo de Referencia, dependiente de la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aecosan), al Instituto de Investigaciones Marinas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y al Laboratorio de Sanidad Exterior del Ministerio de Agricultura y Pesca.

Pero también a dos instalaciones fundamentales para la acuicultura gallega, como son el Centro de Investigaciones Marinas (CIMA), ubicado en Vilanova, y el Instituto Tecnológico para el Control del Medio Marino (Intecmar), con sede en Vilagarcía y considerado una de las referencias mundiales en materia de biotoxinas, ya que garantiza tanto la calidad de las aguas en las que se cultiva el mejillón como la garantía sanitaria del propio molusco.