La Romaría da Festa da Malla, que comenzó hace ya nueve años en San Vicente de O Grove, nació como una fiesta con la que rendir homenaje a las gentes de la parroquia que siempre vivieron del campo y para mostrar artes y oficios tradicionales -algunos desaparecidos-, centrando todo el esfuerzo en la malla o proceso mediante el que se separa el grano de la paja.

Pero a las puertas de cumplir su primera década, este evento se ha consolidado claramente como un homenaje a las gentes del rural no solo de la parroquia, sino de toda Galicia, de ahí que cada año que pasa sean más los ciudadanos de diferentes puntos de la comunidad autónoma que acuden a la cita o aprovechan su estancia en la localidad meca para observar de cerca las evoluciones de este espectáculo cultural.

Muchos aprovecharon su desplazamiento a arenales tan importantes como Area Grande y O Carreiro, situados a escasos metros, para detenerse en la Horta do Cura y observar de cerca la gran exposición en la que se había convertido, además de saborear algunos productos típicos mientras los actores de esta gran obra de teatro que es la Romaría da Malla elaboraban aguardiente y harina de trigo "en riguroso directo" o se dedicaban a "mallar" la paja o arar la tierra.

Quedaba clara así la evolución de la fiesta, que no solo se nota en la creciente afluencia de público, sino también en la incorporación en cada edición de nuevos oficios, costumbres e incluso útiles de labranza que hacen las delicias de cuantos acuden a esta representación.

Ayer volvió a suceder, y como siempre la conocida Horta do Cura se convirtió en el gran escenario teatral en el que, como queda dicho, se escenifican tanto la malla como otros procesos relacionados con el cultivo de la tierra.

El resultado no pudo haber sido más satisfactorio, de ahí que Joaquín Parada, miembro de la asociación cultural organizadora, Roza do Pedrol, fuera contundente al decir que "todo ha sido perfecto".

A su juicio "acudió más gente que nunca y ha sido el mejor año de todos, por lo que ahora ya pensamos en la fiesta de 2018".

Su satisfacción es plena, y más que lo es porque sabe que el calendario festivo es complicado cuando un evento como éste, nacido hace relativamente poco tiempo, tiene que competir con dos "monstruos" del verano festeiro en Galicia como la Festa do Albariño y la Romaría Vikinga.