El Club de Golf La Toja destina 1,7 millones de euros procedentes de su masa accionarial a la recuperación del Beach Club; instalaciones antaño sinónimo de opulencia que llevan años pudriéndose en el más absoluto abandono.

Esta inversión, evidentemente, está pensada para dar más servicios a los socios del club rescatando de sus cenizas este espectacular y ahora abandonado complejo de ocio, que desde el año 1947 atrajo visitantes de todo el mundo y fue apéndice perfecto del emblemático Gran Hotel La Toja en su época de mayor esplendor.

Pero es que, además, este desembolso representa otro importante paso al frente para la rehabilitación como destino turístico del conjunto de la isla grovense de A Toxa, de un tiempo a esta parte sumida en un preocupante declive.

El vasco Javier Basagoiti Miranda, desde hace décadas afincado en Madrid y miembro del Club de Golf La Toja, en el que ahora ejerce como presidente después de una década como vicepresidente, quiso explicar a los lectores de FARO DE VIGO los detalles de este proyecto de recuperación.

Empieza recordando que en la compra de las instalaciones al Banco Popular se invirtieron 720.000 euros, y añade que ahora está previsto emplear un millón más en las obras, las cuales no empezarán hasta septiembre, para evitar interferir durante el verano en la actividad de los socios y de la propia isla.

La intención de Golf La Toja es inaugurar el remozado Beach Club en junio de 2018, poniendo a disposición de los socios, que a la postre son los que pagan esta actuación, tanto una piscina como un nuevo servicio de hostelería, un gimnasio con vistas privilegiadas -hacia el nuevo puerto deportivo y la ensenada de A Toxa, por un lado, y hacia el campo de golf, por el otro-, y pistas de tenis, pádel y futbito, éstas ya disponibles en la actualidad, puesto que se encontraban en perfecto estado -era lo único que usaba el Gran Hotel en todo este complejo- y no se verán afectadas por las reformas.

A esto se sumará la creación de un campo de croquet, originalmente un pasatiempo de la nobleza que se ha convertido en un deporte en auge consistente en golpear bolas de madera o plástico con un mazo a través de pequeños arcos de metal enterrados en el terreno de juego.

Pero hay más sorpresas. Guardan relación con la piscina olímpica, que durante tantos años fue objeto de deseo para no pocos políticos grovenses, quienes sin embargo dejaron escapar la oportunidad de adquirir el Beach Club para destinarlo a uso público.

Resulta que la sorpresa es que esa piscina es ilegal, ya que en su parte más profunda alcanza los seis metros; lo cual estaba plenamente justificado antaño, cuando existía un trampolín de diez metros de altura.

Pero incluso esto tiene solución, y parece tan sencilla como funcional: Aprovechando los escombros de obra, Golf La Toja va a rellenar una parte del vaso para reducir profundidad y ajustarlo a la legalidad.

Además va a partir la piscina a la mitad, y de este modo el vaso principal de la misma -de agua salada y con una parte reservada a los niños- tendrá 25 metros de largo por 25 de ancho.

La otra mitad se reconvertirá en un aljibe, y de esta manera se acumulará agua de lluvia para regar las nueve calles del campo de golf, con el consiguiente ahorro en el consumo y con la posibilidad de disponer de una reserva importante para las épocas de sequía.

Será precisamente sobre ese aljibe, cubierto con una cuidada capa de césped -de la jardinería se ocupará el personal del campo de golf-, donde se habilite el citado terreno de croquet.

También en lo que puede considerarse la parte exterior del Beach Club hay que decir que se mantendrán y recuperarán los característicos arcos de la fachada, y lo que antiguamente eran las casetas o vestuarios individuales de los bañistas podrán ser usados por los socios de Golf La Toja para guardar también las tumbonas que usen en la piscina y todo aquello que consideren oportuno.

En cuanto a la estructura interior del Beach Club, es decir, la cocina, aseos y amplios salones interiores de la estructura -en un edificio de 920 metros cuadrados-, Golf La Toja afrontará un proceso de rehabilitación integral que salvará la barra del bar, parte de los azulejos y otros elementos, "tratando de mantener siempre que sea posible el aspecto original de la emblemática instalación", explica Javier Basagoiti.

En relación con esto, el presidente mostró a FARO cada rincón del Beach Club, constatándose las enormes posibilidades que ofrece aún a pesar del avanzado estado de deterioro que presenta, con todo tipo de desperfectos estructurales, paredes tomadas por las pintadas que realizaron en su momento los okupas y un largo etcétera de anomalías que serán corregidas con este proyecto de mejora.

"Lo que queremos es recuperar el Beach Club para dar más y mejores servicios a nuestros socios, pero también en beneficio de la isla de A Toxa y del pueblo de O Grove, colaborando siempre con el Concello y entidades como el Club Náutico Isla de La Toja para desarrollar proyectos o iniciativas de interés para todos", explica Basagoiti mientras muestra cómo el simple hecho de haber eliminado antes de Semana Santa la maleza del recinto y haber pintado de blanco el muro exterior ya mejoraron notablemente el aspecto del entorno.

"Queremos abrir la isla al mar", resalta el presidente del club, al que considera "el comprador natural del Beach Club, ya que está pegado a nuestro campo de golf y es lógico que formen un gran complejo lúdico y deportivo".