No habrá granja de caracoles en la parroquia vilanovesa de Baión. Tras varios meses estudiando la viabilidad del proyecto para tratar de implantarla, los comuneros de la parroquia vilanovesa han decidido descartar por completo esta apuesta ya que no disponen del dinero necesario para hacer frente a la inversión que se necesita. Así lo reconocía ayer el presidente de la entidad, Emilio Villanueva, al apuntar que la inversión que debía realizar la comunidad de montes ascendía a unos 60.000 euros, "cantidad a la que no podemos hacer frente en estos momentos, por lo que decidimos aparcar el proyecto".

La decisión no es definitiva, ya que quedará en capilla hasta que la comunidad pueda generar los recursos suficientes para hacerle frente a un coste tan elevado. Cuando se comenzó a gestar el proyecto de la granja de caracoles, los comuneros valoraron la posibilidad de recurrir a los Grupos de Desenvolvemento Rural (GDR) para encontrar la financiación necesaria. Sin embargo, ante la imposibilidad de hacer frente a la parte que les costaría asumir a ellos del proyecto decidieron no presentarlo. "Seguiremos con este proyecto en capilla hasta que veamos que se puede conseguir la financiación necesaria para llevarla a cabo, pues se trata de una iniciativa que puede ser importante para incrementar los recursos económicos que genera una comunidad de montes tan pequeña como la nuestra", explica Villanueva.

El proyecto diseñado por la comunidad de montes se fundamenta en la necesidad de generar ingresos para mantener viva la comunidad de montes, algo que no es exclusivo de la de Baión, sino que afecta a un buen número de estas entidades en la comarca de O Salnés. La mayor parte de ellas apenas tienen una capacidad forestal importante, lo que limita, de manera muy notable, la generación de recursos suficientes.

La puesta en marcha de este proyecto se fundamentaba precisamente en esas limitaciones que tiene la comunidad de montes para generar recursos económicos que repercutan en sus integrantes y no ha sido el único que, en los últimos años, ha barajado como alternativa a la carencia de una importante masa forestal que gestionar.

De hecho, esta comunidad de montes, vio reducida de forma importante la cantidad de hectáreas que gestionaba, con las expropiaciones realizadas para la construcción del polígono industrial de Baión, además de tener afectados más terrenos en una posible ampliación del mismo, frenada por la crisis económica.

Otro proyecto que todavía no se ha llevado a cabo y que continúa paralizado a la espera de tiempos mejores es el de crear un campo de tiro al plato en una importante parcela que poseen los comuneros. Ese proyecto contemplaban la ocupación de más de 60.000 metros cuadrados de superficie, de los cuales, solo dos hectáreas ocupaban la actividad de tiro. El resto se destinaban a cumplir con las medidas de seguridad que se le exigen a este tipo de instalaciones.

La explanación, la construcción de los fosos y la adquisición de las máquinas de tiro olímpico suponían un desembolso para los promotores de más de 200.000 euros, cifra que no incluía la construcción de una galería de hormigón con todos sus elementos para la práctica del tiro de precisión, que elevarían de manera considerable el coste del proyecto, pero que los promotores están dispuestos a incluir para ofrecer más opciones a los tiradores. El proyecto contemplaba la construcción de tres canchas de tiro con sus respectivos fosos, en las que pueden competir al mismo tiempo unas seis personas, lo que permitiría organizar competiciones de hasta 18 participantes