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Menús saludables, sin frituras y con productos lácteos gallegos

Los padres, tranquilos porque "hasta los profesores usan el comedor"

Un grupo de niños en el comedor de Rubiáns. // Iñaki Abella

Los comedores gestionados por la Xunta de Galicia, ya sean con cocina y personal propio o de catering, se rigen por los parámetros de calidad que establece la guía de menús saludables elaborada por la Consellería de Sanidade y en la que se establecen las condiciones nutricionales, organolécticas y de gramaje. Además, en el último concurso para la adjudicación de comedores en 20 colegios gallegos, entre ellos los de Carril, Vilaxoán y Rubiáns en Vilagarcía y el Antonio Magariños de Cambados, la administración reforzó las exigencias a las empresas, valorando por primera vez la utilización de lácteos de origen gallego y la reducción de frituras y empanados en los menús. Todo esto, después de que durante el pasado curso la Consellería se viera obligada a rescindir el contrato con una empresa de Málaga por la deficiente calidad de la comida, que transportaba congelada desde Andalucía.

Nélida Vázquez, madre de dos estudiantes del colegio de Carril, realizaba las funciones de cuidadora en el comedor del centro cuando se detectó el problema. "La traían desde muy lejos congelada, era desastrosa. Hasta el pescado venía con espinas", comenta. El catering actual, el estradense Sala Gradín, "está bien". Son menús "elaborados por un nutricionista, con muchas verduras y sanos. No tengo queja", apunta. Esta progenitora defiende los comedores porque "los niños comen muy variado y en casa cuesta más preparar toda esa variedad a diario. Además, ayuda a los niños a comer de todo, aunque el principio les cueste un poco". Por su experiencia como monitora, "lo que más les gusta es la pasta, que la devoran, la empanada o la tortilla".

El CEIP de Vilaxoán trabaja con la misma empresa de catering y la directora, Alicia Porto, explica algunos de los trucos que se utilizan para que los alumnos no se dejen nada en el plato. "Con el pescado hacen una hamburguesa", que para el paladar de los niños es más sugerente. Además de la conciliación laboral y familiar, muchos padres "los dejan en el comedor para que aprendan a comer de todo. Los tiempos en casa son tan ajustados que cocinas lo que sabes que van a comer, pero aquí la presión de los iguales" los anima y fuerza a probar hasta lo que no les resulta atractivo. Desde el comedor se da a los padres "una sugerencia de cena para completar una alimentación equilibrada y, además, se presta mucha atención "a las dietas de niños celíacos o con alergia a algún alimento. Si no pueden comer el menú del día, hay un plan B", destaca la directora.

En A Lomba, también en Vilagarcía, tienen cocina propia, en la que trabajan una cocinera y dos auxiliares, e "intentamos hacer menús variados y que les gusten" a los alumnos, aunque "siempre hay a quien le cuesta un poco más", explican desde el centro. Sus 201 comensales están atendidos por nueve cuidadores, a los que hay que sumar también al director y la secretaria del colegio, que son los encargados del comedor. En este centro, y como particularidad, los escolares tienen que esperar antes de sentarse a la mesa a que lleguen sus compañeros del Anexo A Lomba, que son trasladados en autobús para comer sobre las 14.30 horas.

En Vilariño (Cambados) como el CEIP Julia Becerra Malvar de Ribadumia el catering está en manos de la empresa Arnelas, también gallega. "Hasta algunos profesores se quedan a comer y eso nos da una tranquilidad muy grande, porque sabemos que no hay problemas con la comida", explica Mar Núñez, de la asociación de padres de alumnos de Vilariño.

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