"Me llamo Miguel, no me gusta decir la edad que tengo porque eso forma parte de la actitud, por eso dejo que cada persona piense lo que quiera; por cierto, soy de O Grove y estoy muy bueno". Así se presenta Miguel Vilas, un grovense de 31 años que se ha convertido en el primer concursante del reality televisivo Gran Hermano 17.

Su aparición en Telecinco rápidamente se ha convertido en motivo de conversación, opinión y reflexión, sobre todo en O Grove y los municipios de O Salnés y el Ullán, donde las redes sociales no dejan de hablar de este joven al que puede definirse como todo un personaje, ya que en su primera intervención dejó patente su camaleónica actitud.

Tanto es así que él mismo se define como "transgresor, imaginativo, empático, egocéntrico, enérgico, seguro, echado para adelante, paciente y con desparpajo".

Aficionado a comprar maquillaje -dice tener un centenar de cremas diferentes para cada parte del cuerpo-, a cuidar su aspecto y a salir con sus amigos, este meco explicaba cuando se presentó al casting que con 17 años escribió una lista con las cosas que le gustaría hacer antes de morir. "Hoy por hoy he conseguido muchas de ellas, por lo que entrar en Gran Hermano sería cerrar el círculo y poner a prueba mis capacidades de atención con la gente, ya que me gusta jugar con la psicología y la mente humana; como también me gusta la convivencia, conocer gente nueva y el trabajo en equipo", manifestaba.

Conseguido su primer objetivo, el de entrar en la casa del reality, Telecinco emitió un vídeo en el que Vilas se deja ver como aparentemente es, para finalmente mostrarse cómo en realidad y no dejar indiferente a nadie. Aunque la pregunta es, ¿cuál de los dos personajes es el verdadero?

Y es que vestido a la última, paseando por Madrid, mostrando cómo cuida su físico o presumiendo de culo tiene muy poco que ver con el momento en que se quita el peluquín y confiesa que por las noches se convierte en "calabaza" y se sumerge en una profunda oscuridad.

No cabe duda de que el grovense dará mucho de qué hablar en las próximas semanas, por eso hay que hacerse eco ahora de esa intervención inicial en la que dice ser un apasionado del mundo de la imagen, "porque una imagen vale más que mil palabras, y me da igual que me tachen de superficial".

Feliz y vital mientras posa confiesa tener pánico a envejecer, por eso dice estar convencido de que siempre se mantendrá "joven, alto bello y esbelto; vamos, lo que viene siendo un pivonazo".

Esto le permitió, según indicó en su llegada a la casa de Guadalix, ser "modelo internacional" y desfilar en lugares como Milán, París o Japón, lo cual lo lleva a concluir: "Soy guapo y cumplo todos los cánones de belleza que la sociedad impone (...) Soy mi propia copia y espero que otros copien de mi, porque tengo buen pelo, buena dentadura, barba súper definida, buenas cejas, soy estrechito, muy alto y tengo buen culo, ¡y eso a quién no le gusta!".

De este modo, mientras se daba a conocer, o al menos eso parecía, dejaba constancia de que su tiempo y su dinero los invierte "en todo tipo de cremas y tratamientos", permitiéndose "el lujo" de ponerse "todo lo que quiero, porque para mi es algo que hace que sea quién soy".

Y cuando empezó a dejar entrever cómo es su otro yo Miguel Vilas confesó que juega todos los días "con la ilusión óptica de las personas, haciéndoles creer cosas que en realidad no ven". Y como ejemplo explicó: "Mi piercing no es real, mi boca no es real, mis cejas no son reales... mi cuerpo está totalmente modificado simplemente para hacerte creer que lo que ves es real, aunque básicamente soy un chico de mentira".

Es en ese instante cuando empieza a desmaquillarse ante las cámaras, despega el peluquín y al dejar la frente y buena parte de la cabeza despejadas, ante la atónita mirada de los espectadores, declara emocionado: "Ahora mismo soy Miguel, la versión que nadie conoce y nadie sabe que existe, una persona paralela al chico triunfador que siempre consigue lo que se propone y todo el mundo admira e idolatra".

De este modo dejaba en el aire que aquel modelo guapetón "es irreal; el real soy yo, un técnico sanitario, intérprete de signos, que siempre me sentí muy vinculado a los temas de exclusión social".

Lo que sucede es que su cabeza le pedía seguir ese camino mientras que su corazón se inclinaba por aparentar ser alguien completamente diferente, y eso es lo que llevó a este joven grovense a "luchar para hacer un personaje con el que llegar a lo más alto en el mundo de la moda".

En realidad "nadie conoce quién soy; mi familia y mis amigos no saben que existo, y cuando llega la medianoche ese chico desaparece, se convierte en calabaza, y al quitarse todo te queda en la más absoluta oscuridad", manifestó entre sollozos.

Pero ha llegado su momento, "el momento de que todo el mundo conozca a Miguel Vilas, el de poder mirarme al espejo y no tener miedo a nada". Es, simplemente, "el momento de mostrar mi realidad", sentenció Miguel Vilas en su primera gran aparición televisiva en Gran Hermano 17.